Me considero una chica muy regalona y cariñosa, no sólo con mi pareja, sino también con mis amigos cercanos. Es muy común que, cuando voy del brazo de algún buen partner, nos pregunten si somos pareja. A estas alturas simplemente me río de la situación, aunque tengo que confesarte que solía complicarme porque aquello podía “alejar al hombre de mi vida”.
Lo más chistoso de esto es que no sólo sucedía con mis amistades del sexo masculino, sino que también con aquellas del sexo femenino. ¡Y es que soy cariñosa con todo el mundo! Y no tengo ningún problema en ir de la mano de mi mejor amiga, ya sea vitrineando por el mall o paseando por el parque.
No, no me gusta. Y yo tampoco a ella. Simplemente somos buenas compañeras, y el contacto físico no es tema para nosotras. Nos conocemos hace años y tenemos una confianza increíble. Es de esas relaciones que tú sabes que durarán para toda la vida.
Con mi amiga vivimos cerca y nos vemos bastante seguido. ¡Y para qué hablar del chat! Estamos pegadas conversando todo el día. Nunca nos despedimos, y tampoco nos saludamos. Siempre nos estamos escribiendo, ya sea hablando de algo importante o mandándonos “puras tonteras”.
Pero quiero ser sincera contigo: ¡hay días en que no quiero hablar con mi amiga! Y mucho menos verla. La verdad, no quiero ver a nadie. Es como si necesitara un día “off”, donde mi única actividad fuese estar recostada en el sillón mirando televisión. A veces siento que “llené mi cuota” de interacción social, y que necesito un tiempo a solas.
No te confundas: yo adoro, ¡amo! a mi querida amiga. Ella está en todas conmigo, y me apoya como nadie más lo hace. Aun así, supongo que todas necesitamos alejarnos un poco de vez en cuando, tanto para reencontrarnos con nosotras mismas como para extrañar al otro.
Recuerdo que las primeras veces inventaba excusas burdas para evitar salir con ella, algo así como “tengo que estudiar”, “tengo trámites que hacer” o “me enfermé del estómago”. Pero ha pasado tanto tiempo que me conoce como la palma de su mano, y a estas alturas sabe cuándo necesito un tiempo de soledad. Y ya no es necesario mentirle, pues si le digo “querida, necesito estar sola unos días”, lo entiende y no lo toma como algo personal.
¡Porque claro que no lo es! No es algo contra ella. Es sólo que estamos continuamente dándonos hacia los demás, entregándoles nuestro tiempo y pensamientos, y a veces nos agotamos. Es ahí cuando necesitamos un buen descanso que recargue nuestras pilas, y nos devuelva las ganas de compartir risas y tragos.
Y a ti, ¿te ha pasado algo parecido?