Tal como he dicho anteriormente, los hombres evolucionamos. Ya no somos los cavernarios insensibles de antaño. Tenemos sentimientos, aspiraciones, sueños, deseos y todo lo demás, igual que ustedes. Eso corre para todos los ámbitos, incluido el matrimonio.
Pero pensar en casarse no es algo a la ligera. Se supone que estamos hablando de una relación consolidada, donde ambos se conocen bien, saben que quieren estar juntos y ambas familias se conocen. No es un touch and go, o un affaire donde claramente hay uno más enganchado que el otro.
Pese a las apariencias, muchos hombres soñamos con el matrimonio. Con ver a nuestra amada entrar de blanco al altar, con una fiesta soñada donde sea la princesa del cuento y vivir juntos para siempre. A mi, en lo particular, me da lo mismo la fiesta grande; con una ceremonia sencilla estoy más que feliz, pero toda mujer tiene su sueño, y la mía no es la excepción. Ojalá podamos cumplirlo pronto.
Eso sí, debo ser sincero con ustedes: no todos pensamos igual. Todavía conozco a muchos que le tienen alergia al matrimonio, pero es por su incapacidad para comprometerse, porque no han encontrado a la persona o por inmadurez. ¿Cómo reconocer en qué grupo está tu amado? Muy fácil, hablen el tema
Muchos dirán que es sólo un papel, que no cambia nada. Pero si es así, ¿por qué no lo firman?. Los divorcios ya no son lo engorroso que eran antes. No hay que mentir para lograr la nulidad. ¿Será que tienen miedo al compromiso o a equivocarse? Todos podemos errar y nadie sabe qué pasará en el futuro. Uno se debe casar enamorado y seguro de lo que hará. Debemos pensar en el éxito, sino, ¿para qué hacerlo?
"Es que no estoy listo", puede decir. ¡Media novedad, si nadie lo está!. No existe un manual para el matrimonio perfecto, ni feliz. Hay que atreverse a dar el salto, a comprometerse de por vida con quien amas. (Yo lo estoy desde hace rato, sólo me falta oficializarlo)
Ojo, no estoy obligando a nadie a casarse. Para algunos la convivencia o la eterna soltería es una buena opción. He oído a varias parejas decir que al convivir se mantiene estable su relación, porque en ausencia de la formalidad, sigue existiendo "el riesgo de partir". Dan por hecho que cuando se casan, los hombres se relajan: dejan de ser amorosos y cariñosos, por lo que todo se pudre. Bueno, eso es cuestión de cada uno.
Definir si se casan o no es un tema que se debe hablar con altura de miras. Efectivamente algunos no pueden casarse ahora; hay cosas pendientes, como lograr la estabilidad económica, terminar algunos estudios, concretar viajes o proyectos especiales. Para tomar la decisión, es muy necesaria la comunicación y comprensión mutua, pero recuerden: nadie está listo para casarse. Es una aventura y un riesgo que como pareja deben vivir.