Seguro muchas de ustedes han pensado alguna vez en la muerte. Por más jóvenes y llenas de vida que hoy seamos, sabemos que llegará algún día. Y aunque no faltan quienes prefieren obviar el tema y dejárselo a su “yo” del futuro, habemos algunas que sí nos hemos craneado qué pasará mañana con los “restos”, lo que quede de nosotras.
En lo personal, el tema sí me llama poderosamente la atención. Hace un tiempo me generó curiosidad saber que el cuerpo de un ser querido puede transformarse en diamante, pero ¡ay!, qué miedo si lo roban, ¿no?. Respecto de mí, ¡me fascinaría reposar por siempre en un lago!; convertirme en parte de la naturaleza que amo, a través de mis cenizas. Por supuesto, también dejaría una porción en el cementerio, para que mis seres queridos puedan recordarme.
Sin embargo, hace poco supe de una idea fantástica, que también quedó rondando mis pensamientos. ¿Imaginas algo más bello que convertirte en un lindo árbol? Pues esa significativa idea hoy es posible. Se trata de “Cápsula Mundi”, una iniciativa que permite transformar tus restos en una semilla, desde la cual renacerá la vida.
Al menos a mí, me parece full significativo. Consideremos que para la fabricación de un féretro se requiere de madera, la cual se extrae de los árboles. Los restos orgánicos son, a la vez, un abono muy rico con el cual la naturaleza “le devuelve vida a la tierra”. Sin embargo, reposando entre las frías paredes de una cripta, es poco lo que se fertiliza, a excepción del recuerdo. Por eso esta iniciativa es tan bonita e interesante, al permitirte contribuir a plagar de verde nuestro planeta, con el consiguiente beneficio que implica. Y tus seres queridos podrán cuidar con amor tu arbolito y verlo crecer.
Esta panacea se logra a través de un material 100% biodegradable obtenido desde el cuerpo humano. Además, tú misma podrías escoger qué árbol te gustaría ser, dependiendo de tus gustos o características (fuerte como un roble o dulce como un cerezo).
No sé tú, pero a mí la idea de reemplazar cementerios por bosques me tinca, ¡y mucho!. Mientras lo piensas, cuéntame: ¿en qué árbol te convertirías?