Cuando pienso en aros de coco me imagino a hombres jóvenes y relajados, de esos que usan zapatillas, jeans y poleras holgadas. La verdad, no puedo evitar pensar en alguien un poco “hippie” y que se la pasa comprando en la feria artesanal de Santa Lucía. Puro prejuicio, ¡lo sé!
En mi defensa, sin embargo, debo explicarte que son el único tipo de hombre que he visto con aros de coco. Personalmente no me llaman mucho la atención, aunque tampoco me son completamente indiferentes. Me gustan los hombres que usan aros, sin importar de qué tipo. Por ese lado, van sumando puntos.
Pero así como “súper sexy increíblemente irresistibles”, no son. Los encuentro “simpáticos” más que ninguna otra cosa (y sé que acabo de sonar como una señora con ese comentario). No sé si me explico: los hombres con aros de coco no cumplen con la imagen de hombre rudo y malo que me gusta. Tampoco le aportan un aire de misterio o de intriga al galán en cuestión. Ahora que lo pienso, ¡son bastante fomes!
Para mí, no pasan de ser más que un lindo accesorio. Son algo que ocupas en tus años de juventud, cuando te la pasas saliendo y tomando con los amigos. Luego, cuando entras en la edad madura, simplemente los dejas de usar. Los recuerdas de vez en cuando al ver tus fotos de universidad, pero no marcan ni un antes ni un después en tu vida.
Pero claro, ¡es sólo mi opinión! No te ofendas si tú encuentras sexies a los hombres que ocupan aros de coco, pues para cada roto hay un descosido. Personalmente no son mi estilo. Imagino que los chicos que los ocupan son "muy buena onda", aunque algo "lentos" a la hora de conquistar. Y, lo que a mí me gusta, es un hombre es que me tome fuerte de la cintura y me dé un beso apasionado. Muy sexy, ¿verdad?
Y tú, ¿qué opinas de los hombres con aros de coco?