Las carencias afectivas se producen en nuestra infancia debido a la falta de amor y protección de nuestros padres. Contar con una afectividad sana en los primeros años de vida es necesario para nuestro desarrollo psicoafectivo normal y completo. No basta con haber tenido una buena alimentación ni lindos juguetes, necesitamos la atención y el cuidado de nuestros padres.
Sin embargo, esto no siempre es posible. Seguramente tus papás tuvieron que trabajar todo el día para mantener el hogar, o quizás no sabían cómo contenerte ya que sus papás (tus abuelos) tampoco supieron hacerlo. En casos más extremos, pudiste haber perdido a uno de tus padres o pudiste haber sufrido maltratos físicos y/o psicológicos, lo que dejó una profunda huella en ti.
Y es que las carencias afectivas se manifiestan en nuestra vida adulta de distintas formas. Primero, no sentimos el amor de los demás. Se podría decir que “nunca es suficiente” y ninguna prueba de amor nos basta para convencernos de que nos quieren. Y, segundo, no recibimos el amor que deseamos. Quizás tu pololo te llamó para tu cumpleaños, pero lo que tú querías era que te fuera a visitar de sorpresa al trabajo.
Las carencias afectivas nos generan una sensación de soledad y abandono. Sientes constante pánico de que las personas que quieres te abandonen y desaparezcan por uno u otro motivo. Pero al contrario de lo que puedas imaginar, las carencias afectivas no sólo se manifiestan en una insaciable necesidad de atención, sino que también las puedes notar en un auto-aislamiento. Así es: la carencia duele, y te aíslas porque no quieres aumentar tu dolor. ¡Es que ya es muy grande! ¿Para qué arriesgarse? Las personas son malas, y te dañan. ¡Mejor estar solo!
Y no te estoy diciendo que es una obligación de todas las personas emparejarse. Si has tomado la decisión de estar sola, pues perfecto. Pero que esa decisión se base en el amor, y no en la falta de él. Las carencias afectivas te pueden transformar en toda una “grinch” (perdona lo coloquial, pero quiero mantenerlo simple para que entiendas bien a lo que me refiero).
Tienes que asumirlo: ese amor que tu papá o tu mamá no te brindó, ya no llegará. Es una pena, lo sé. Y también es muy difícil. Pero hay que asumirlo, y seguir adelante. Perdónalos, y date ese amor que tanta falta te hizo.
Si sientes una gran carencia afectiva, busca ayuda profesional. ¡Toma las riendas de tu vida!