Se besaron apasionadamente como cada día en la mañana para despedirse. La joven subió a la micro con notables ganas de continuar demostrando su encendido amor en el paradero.
Yo viajaba a la universidad como cada día, en la misma 704 que me deja afuerita de la casa estudio. Iba nerviosa porque tenía prueba de anatomía y poco había estudiado. El día anterior fue el cumpleaños de mi mamá, así que entenderán que algo de caña tenía. Tres piscos sour y dos copitas de vino me tenían con un leve dolor de cabeza, el cual complicaba aún más mi nerviosismo pre-prueba.
Como cada día vi subirse a la micro al hijo de doña Juana, la vieja carera del negocio. El cabro chico que parece duende, creo que estudia en Viña y va solito a clases. Me han contado que le hacían bullying en su curso, porque la señora Juana lo iba a dejar y a buscar al colegio hasta el año pasado. Claro, es algo normal para un estudiante de básica, pero no para alguien que va en segundo medio.
Al pasar el paradero 5, ahí estaba la famosa parejita que he apodado “los pan con palta”, porque pucha que juntos son buena combinación. ¡Hasta algo de envidia causan!. Se despidieron y la chiquilla se subió a la micro. Pagó escolar. Vestía esta mañana una onda medio hippie, a diferencia de ayer que estaba más formal. Se sentó delante mío y, como siempre, comenzó su eterna mímica romántica-pasional por la ventana de la micro con su pololo, que la despedía desde el otro lado del cristal.
Se tiraban besos, dibujaban corazones, lloraban corazones, vomitaban corazones y se despedían como si nunca más se fueran a ver. Sus poros exudaban amor, ese del tipo adolescente que anda trayendo las hormonas de los quinceañeros todas revolucionadas y algo acaloradas. Me caen bien estos cabros, se nota que se quieren, aunque me causa algo de repulsión la escena diaria. Me alegra que exista gente que aún crea en el amor.
Mi mamá, por ejemplo, es de esas mujeres despechadas que luego de una separación producto de una infidelidad (más que una, en su caso) critican todo acto de amor que ven, según ella el amor no existe y todo se basa en algo carnal. Recuerdo que me repitió durante toda la enseñanza media - cuando yo era bien codiciada entre los del sexo opuesto - que todo era miel hasta que "encuentra a una mejor" y se olvida en segundos del cariño prometido bajo las sábanas.
Por mi parte, he tenido bien mala suerte en el amor, pero no por eso me cierro a que vendrán más historias, volveré a sufrir a reírme y así. La vida se trata de eso.
Quedaban 10 minutos y recién iba a mitad de camino, tenía que llegar a dar esa prueba. El chofer, a diferencia de otras veces, iba súper lento. Notaba en su rostro que tenia pena, algo le había pasado. Quizás la esposa lo había engañado (como le pasó a mi mamá) o su mitad de naranja no le había preparado el almuerzo que él quería. Sea lo que fuere, le estaba afectando en su labor como chofer de la respetada 704 y si seguía así por su culpa no podría llegar yo a la hora.
"-Ya pues, tío, apúrese. Voy atrasada a dar mi prueba, anoche mi mamá estuvo de cumpleaños y dormí mal mal. Hágame el favor de poner el pie en el acelerador; no es mi culpa que su señora lo engañara.
-Bájate de la micro
-¿Por qué? No quise herir sus sentimientos de micrero, tío, Mis más sentidas condolencias por la infidelidad de su mujer; sólo que voy muy complicada por mi prueba.
-Bájate de la micro, cabra de mierda."
En ese mundo paralelo, tuve que bajarme en segundos de la micro, bajo la mirada acusadora de los demás pasajeros que repudiaron mi accionar. En la dimensión real sólo seguí sentada, rezándole al Tatita Dios porque apurara la micro y le ablandara el corazón al profe para que me dejara entrar.
Llegue a las 8:30 a la universidad, luego de un viaje muy lento. Ahora tenía que rogarle al profe que me dejara entrar y poder dar la prueba con media hora menos de tiempo. Me dirigí a la sala y se respiraba ambiente de prueba: un silencio absoluto inundaba todo el pasillo.
Golpeé tres veces y nada, hasta que abrió el profe Gallardo, serio y con cara de querer mandarme a la cresta.
"-Olvídate que podrás dar la prueba
-Es que profe, la micro se demoró mucho
-¿Y ese es mi problema?
-Profesor, ¿usted cree en el amor?
-¿Por qué pregunta eso?
-Porque debería creer en el amor y en las parejas que son como el pan con la palta. Como el micrero, que ama a su señora que no le hizo comida. No sea como mi mamá y crea en el amor; disfrute la vida y no se amargue.
-Pasa Camila, da la prueba".
Me miró con una cara de miedo-pena. Yo sólo bajé la mirada y reí.
Colaboración enviada por Camii González E.