Cuando iba en el colegio (hace muchos años atrás), había un compañero de curso al que encontraba de lo más lindo y tierno. Era muy piolita, algo callado y le gustaba escuchar música metal. Recuerdo mirarlo cada vez que podía, y él me miraba también. Conversábamos de vez en cuando, pero supongo que su timidez era mayor y nunca me invitó a salir.
El tiempo pasó y, por más que esperé, mi lindo compañero no atinó. Cuando ya estaba a punto de salir del colegio, otro compañero que siempre me había rondado me pidió pololeo. También era lindo y acepté su propuesta.
Una vez que salimos del colegio perdí todo contacto con el chico que me gustaba. Como ahora estaba oficialmente pololeando, tampoco quise buscarlo. Decidí olvidarme de él y dedicarme por completo a mi relación actual. ¡Pero vaya que la vida da vueltas!
Pasaron los años y mi pololeo se fue desgastando. Yo intenté salvarlo como pude, ya que de verdad estaba enamorada. Fueron meses tortuosos en donde no conseguí más que noches de llanto. Finalmente terminamos, y yo estaba devastada.
Por suerte mis amigas vinieron al rescate, y me sacaron a flote rápidamente. Salíamos todos los fines de semana y nos divertíamos como nunca. En una de nuestras tantas salidas, nos encontramos con un antiguo amigo del colegio. Entre conversa y conversa le comenté que había terminado mi relación, y él inmediatamente me dijo que mi viejo amor de colegio también estaba soltero.
¡Cómo había pasado el tiempo! La verdad es que ni siquiera había vuelto a pensar en él otra vez, pero cuando mi amigo lo mencionó mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Si él estaba soltero y yo también, no iba a dejar pasar la oportunidad. Lo agregué a Facebook "cara de palo", y comenzamos a chatear.
Lo más chistoso es que seguía siendo igual de tímido que en el colegio. Como ya veía que no atinaría otra vez, fui yo quien lo invitó a salir. La pasamos muy bien, y tuvimos una segunda cita. Luego una tercera, y luego una cuarta. Y si quieres saber, yo le tuve dar nuestro primer beso. ¡Para que veas lo pavo! Pero está bien, así es como lo quiero.
Seguimos saliendo y hace poco me pidió pololeo. ¡Por fin! Tuve que esperar algunos años, pero finalmente estoy junto al chico que me robaba suspiros cuando era tan solo una colegiala. ¡Qué felicidad!