La vida me ha enseñado a ser “avispada”, a decir las cosas de frente y a ser buena gente con los que me rodean. También me ha lanzado golpes que he logrado esquivar de buena forma y que además me han permitido aprender un montón de cosas respecto al amor, los amigos y conocidos. He entendido cómo se comportan las personas cuando quieren algo, sus tácticas y formas de expresar real preocupación. Ver la diferencia entre esa delgada línea es lo que te hace notar lo mucho que se puede evolucionar en base a las experiencias, pero para hacerlo hay que darse la oportunidad de pasar por ellas.
Todo lo anterior me ha permitido levantarme y volverme fuerte, sin bacilar en mis decisiones. Mis relaciones personales cercanas son muy cálidas, pero si tengo algo que decir no lo dudo ni por un instante. Sí, soy ruda en la vida pero sensible en el amor (…)
Soy sensible, porque cuando me enamoro lo hago de verdad, entrego todo lo que puedo y no tengo inconvenientes con ello. Me gusta ser así, pero claro, como todos también me he desilusionado, he perdido batallas, pero no me he quedado sin esperanza. No creo que todos los hombres sean unos traicioneros, sólo creo que algunos no tienen los pantalones bien puestos.
Si bien hay cosas que no me quitan el sueño, cuando me involucro lo hago en serio. No busco conveniencia, quiero tranquilidad y estabilidad, por eso vivo siguiendo mi instinto y racionalizando mis pasos. Porque en el equilibrio está la clave.