La comprensión es amplia: es entender al otro en diversos sentidos, tener empatía, tratar de entender las reacciones y sentimientos del otro, el porqué de sus acciones, de sus alegrías y tristezas. Se supone que el ideal es que la pareja es quien mejor te comprende, pero no siempre es así.
De partida, hay cosas que uno no le cuenta a la pareja - desde detalles de sus relaciones anteriores hasta algunos problemas de trabajo o financieros - con el fin de evitar “malos ratos”. Ni hablar de cuando hay discusiones al interior de esa relación. Tener amigos o amigas que te escuchen, a quienes puedas hablarle con franqueza, sin temor a que “se pudra todo” o se malinterpreten cosas, es recomendable y hasta sano.
De seguro todos tenemos un amigo o amiga que es partner, que nos conoce al revés y al derecho, quizás de mucho tiempo antes que la pareja. ¿Qué tiene de malo tener un confidente? Todos tenemos ese amigo que nos escucha y que incluso nos puede ayudar a encontrar la luz, cuando las cosas en la pareja no están bien. Tenemos derecho a tener un consejero, un paño de lágrimas o alguien con quien desahogarnos. Puede ser saludable para la relación
Ahora, la idea es que ese confidente no “reemplace” a la pareja en cuanto a confianza, sino que sea una alternativa válida. Si por tener ese amigo - o varios - la comunicación con la pareja “se va a las pailas”, estamos mal. Voy a darles ejemplos desde lo banal hasta lo más íntimo.
Me reconozco fanático seguidor del "romántico viajero": soy hincha de la U. Mi señora, con suerte ve los partidos de la selección. Tengo un par de amigos, locos por el fútbol y bullangueros igual que yo, con que comentamos todos los partidos, ya sea triunfos o derrotas. Ellos entienden mejor que nadie cuando “ando picado” porque perdimos, o cuando estoy feliz luego de un triunfo. “El que no lo siente, no lo entiende”, reza un dicho de la hinchada azul. Vaya que es cierto.
En otro aspecto, si tengo una discusión con mi señora o derechamente nos peleamos, tengo una amiga - amiga de ambos - que me sirve de desahogo, Como nos conoce, tiende a dar buenos consejos, abogando por nuestra reconciliación. Si me equivoco, me lo dice y si es ella la equivocada, suele “darme recetas” para encontrar una solución. En esos momentos, me comprende mejor que ella, porque el enojo a veces nubla a las personas. Es, por separado, nuestra mejor amiga, Por eso, no hay celos. Además, tanto mi amiga como yo, sufrimos pérdidas familiares muy importantes en el 2015. Ni su pololo ni mi señora han pasado, afortunadamente, por un trance similar. Es lógico que la comprensión sea mutua en ese sentido y quienes no han pasado por ese dolor, aunque estén siempre presentes y comprometidos en prestarnos apoyo para salir adelante, no podrán comprenderlo del todo,
No es malo tener personas que nos comprendan más que la pareja en algún detalle en particular. De hecho, uno escoge a los amigos por afinidad, mientras que en la pareja inciden también otras cosas. El problema es cuando en el global, tu pareja no es el número uno. Ahí se vuelve peligroso, porque quiere decir que tu amado/a “no te apaña”, no te contiene o no te escucha. Evidencia problemas de comunicación y hasta de confianza. Eso es algo que debe solucionarse, conversarse, pues constituye una señal de que la relación no va bien. El diálogo siempre ayudará a mejorar las cosas. Tu pareja debe ser tu partner, tu confidente y tu amigo/a, debe escucharte… pero no tiene por qué siempre pensar como tú. No son una simbiosis, son dos personas que deciden compartir un momento o una vida, no tienen que ser siempre iguales. Recuerden que muchas veces el pensar diferente, hace que se complementen mejor.