La vida está llena de tradiciones, momentos y ocasiones que definen en parte lo que somos. Hoy vengo a hablarles sobre algo que forma parte de la vida de muchas personas, de formas diferentes y en distintas etapas: la cerveza fría. Pocas cosas pueden compararse con tomar una cerveza bien fría en un día de calor, sentir como va bajando de a poco y refresca cada parte de nuestro cuerpo, despertando todos nuestros sentidos. Tenemos que considerar también que la cerveza va marcando hitos en nuestra vida, como esa vez que nos dejaron tomar una en la comida familiar, la primera cerveza que tomamos con nuestro papá o con nuestros amigos.
La cerveza fría se convirtió en un infaltable en todos los eventos: una comida con los amigos, una tarde de piscina, una escapada a la playa o una reunión para ver un partido de fútbol; siempre es lo primero que llega. La cerveza, además de ser esa bebida que a la mayoría fascina es una compañera, es una instancia de unión, de amistad, de celebración y de alegría; nos acompaña a celebrar triunfos y ayuda a pasar las penas de las derrotas. Y ¿Lo mejor? Viene en diferentes tipos y hay para todos los gustos: cervezas con sabores variados, cervezas artesanales, cervezas rubias, negras, importadas o nacionales; y, ¿por qué no la adorada michelada? Sal, merquén, limón y cerveza.
Para mí en una tarde de calor, después del trabajo, ir con mis amigos a tomar una cerveza artesanal bien fría, sentados en la terraza de alguna cervecería y conversando de la vida, o estar en la playa y ver el atardecer, son los mejores panoramas en verano; disfrutando de todos los sabores y sensaciones que tiene para ofrecer.
Y tú, ¿Qué opinas de la cerveza?