Vivir en pareja muchas veces se convierte en una "montaña rusa" de emociones que van desde lo más alto, hasta situaciones muy cercanas al suelo. Si bien esto puede variar en intensidad, jamás una relación será "plana" o "perfecta": recuerda que todos somos humanos. Como personas nos gusta sentirnos plenos y seguros de nosotros mismos. Satisfacciones que a veces van de la mano con una "tranquilidad" dentro de la vida amorosa.
Una arista muy importante en muchas relaciones es la vida sexual, esa experiencia íntima que une a la pareja en un aspecto físico, psicológico y espiritual a la vez. ¿Qué sucede cuándo no nos sentimos deseadas? ¿qué hacer si él no muestra interés por intimar?
Antes de responder, es importante reconocer que no necesitamos la aprobación de nadie más para sentirnos lindas y bien con nosotras mismas. Sin embargo, es muy triste admitir que nuestra pareja utiliza cualquier pretexto para no hacerlo. Es normal que muchas comiencen por cuestionar su aspecto físico -punto en el que las mujeres somos atacadas diariamente-, razón por la que algunas intentan reanimar la "llama" luciendo "más sexies" con atuendos y ejercicios.
Cuando no funciona lo anterior llega una enorme frustración. En esta etapa algunas optan por ocupar su mente con preocupaciones laborales o familiares y dejar de lado el tema; otras insisten en el plano físico con desesperadas "innovaciones" para llamar la atención y, lamentablemente, una parte se echa a llorar en rabia y pena, pensando que le están siendo infieles.
Pese a que sean las reacciones más comunes, en todos los casos anteriores no se está buscando una solución. Tal como indiqué al principio, tener relaciones sexuales dentro de una relación, conecta tanto al plano físico, como al espiritual y emocional. Razón por la que uno de los tres (o más) puede estar entrando en conflicto y sólo hay una forma de saberlo: conversando.
Aunque no te guste la respuesta, debes estar dispuesta a abrir tus canales de comunicación y permitirle la libertad para que él pueda expresar lo que le sucede. Considera que a veces nosotras no queremos intimar y no es porque no lo amemos o lo estemos engañando, sino que por cosas que nos encantaría manifestarle y que nos entienda.
Si bien no es fácil (dependiendo de la confianza de la pareja) hablar sobre este tema sin herir al otro, el hecho de querer comunicar el conflicto significa que se pretende buscar una solución y arreglar el problema. Debes estar preparada y dispuesta para ayudarlo, ayudarte y ayudar a mejorar la relación. Ahora, si él no quiere hablar, puedes encararlo con menos sutileza. Tampoco es la idea que estés sufriendo y "arrastrándote" por conseguir una respuesta.
Finalmente, considera también que los hombres no siempre quieren tener relaciones. No creas ese mito urbano sexista que los posiciona como un animal sexual "dispuesto a todo y siempre".
Y tú, ¿qué opinas?