Dicen que cuando una no quiere continuar una relación debe terminar inmediatamente, pero no siempre se puede. No es lo mismo pololear con una persona que te quiere, respeta y se proyecta contigo que cuando la persona que está a tu lado te utiliza y manipula. Por lo que he hablado con varias mujeres, casi todas hemos caído alguna vez en la vida en las redes de un mal hombre.
En mi caso fue terrible. Nos conocimos en un momento que estaba muy mal emocional y anímicamente y de a poco fue subiéndome el ánimo. Cuando ya estaba en sus garras, comenzó a decirme cosas que me hacían sentir mal. Criticaba mi ropa, me alejó de todos mis amigos, hizo que peleara con mi familia y no demostraba interés en ninguna de las cosas que me apasionan. Como estaba aislada en su mundo, nadie de mi círculo podía decirme lo que veía. Además, cada vez que intentábamos hablar se ponía a ver el celular, prendía el televisor o computador, junto con decirme que debería estar agradecida de que alguien como él se fijara en mí, ya que recalcaba casi a diario que yo no estaba a su altura. Desaparecía cada cierto tiempo sin dar señales y volvía cuando él quería.
Un día no di más. Tras un año y medio viviendo de esa forma, me di cuenta de todo lo que estaba mal y decidí poner fin a la relación. Me manipuló y seguimos juntos. Dijo que iba a cambiar y que no podía vivir sin mi. A la semana era lo mismo de antes, pero como no conocía otra forma de estar con alguien, lo veía muy normal.
Traté de terminar con él dos veces más y no pude, siempre pasaba lo mismo, hasta que un día corté por lo sano: lo borré y bloqueé de todas mis redes sociales, celular, mail y cualquier forma de comunicación posible. Me di cuenta que si intentaba romper como una persona normal iba a pasar siempre lo mismo. No es lo más maduro que podemos hacer, pero si están tratando con alguien que abusa de ustedes - sea emocional o físicamente -, es la única salida que tenemos para poder decir adiós y comenzar desde cero.
Es una de las cosas más difíciles que he hecho, pero también la que trajo más satisfacciones a mi vida. Retomé la relación con mis amigos y familia, gente que sí me quiere y valora. Aprendí que cuando alguien realmente te ama, no te utiliza a su gusto y que la persona que merezco no sólo debe declarar su amor, sino también demostrarlo.
Y tú, ¿has estado en las garras de un manipulador?