Lo que te voy a contar me sucedió hace algún tiempo, mientras aprendía a ocupar Instagram. Recuerdo que estaba muy entretenida con todo ese asunto de los hashtags y de los likes. Comencé a seguir a muchas personas y me di cuenta que era una buena oportunidad para conocer chicos lindos.
Había uno en particular que era muy atractivo y simpático. Se veía alto y de rasgos finos, con tatuajes y cara de chico malo. Comenzamos a seguirnos y a intercambiar corazones. Al poco tiempo empezó a comentar mis fotos, y yo también comentaba las suyas. Pronto me mandó un “direct” y comenzamos a chatear. Vivíamos muy lejos (¡en distintas regiones!), pero tenía un familiar cuya casa estaba cercana a la mía. Acordamos que se quedaría unos días allí y que así nos conoceríamos en persona.
Llegaron las vacaciones y por fin pudo viajar. Debido a que siempre había tenido buen ojo para conocer gente por Internet (es decir, ¡siempre eran guapísimos!), decidí invitarlo altiro a mi departamento. ¿Para qué esperar por lo obvio? Las relaciones a larga distancia no son lo mío.
Entonces llegó la noche del día sábado y estaba ansiosa por conocerlo. Cuando por fin tocaron el timbre, mi corazón empezó a latir fuerte. Fui, abrí la puerta, y mi corazón se detuvo. No por la emoción, sino por la completa, total y profunda desilusión.
Tenía frente a mí a un chico de mi misma estatura (dígase 1.60m), y hasta me atrevería a asegurar que era un centímetro más bajo que yo. ¡Qué matapasiones! Además su cuerpo parecía un bloque compacto y su cara, ¡un cuadrado! Perdón que sea cruel y superficial, pero es que ¡no se parecía en nada a sus fotos!
Me despabilé rápidamente y lo saludé. Había traído cervezas y nos pusimos a conversar mientras tomábamos. No fui capaz de decirle lo desilusionada que estaba, y de hecho intenté ser súper simpática. Me dio pena cuando tocó mi mano e intentó darme un beso. Te juro que lo pensé, sólo por el pique que se había pegado. ¡Pero no pude! El shock era muy grande.
Nos despedimos de beso en la mejilla y si te he visto no me acuerdo. No conversamos más, y yo lo dejé de seguir en Instagram. Nunca antes me había pasado que uno de los chicos con lo que me juntara fuera tan distinto a sus fotos. Si con decirte que desde entonces siempre les pregunto cuánto miden. ¡Qué cita más desastrosa!
Y a ti, ¿te ha pasado algo parecido?