Seguro que
muchas veces has escuchado que la actividad física es la respuesta. No importa
el problema que tengas, siempre la recomendación será realizar deporte, ya sea lo
que te acongoje estrés, pena, dolor, etc.
Muchas veces esto parece difícil de entender, porque admitámoslo: somos holgazanas y siempre tenemos más de una excusa para preferir hacer otras cosas (lo que generalmente significa quedarnos en casa haciendo nada).
Pero es cuando reunimos la energía para ejercitarnos que realmente nos damos cuenta de la magia que ocurre tras haber acabado: se alivian todas nuestras preocupaciones.
Ya sea correr, hacer yoga, saltar la cuerda, nadar o incluso bailar un rato en ropa interior en la pieza, el high de energía que experimentamos es una cosa realmente hermosa.
Indudablemente nos sentimos vivas, llenas de energía y más livianas, cómodas, tranquilas e incluso más productivas, ya que orgullosamente logramos lo que nos propusimos. Y en el fondo, también sabemos que ejercitarnos es muy beneficioso para nuestro cuerpo, mente y alma.
¡Qué sensación más agradable! Aunque probablemente terminemos sudadas, necesitando un baño o con el rostro rojo como tomate, nada de eso nos importa luego de hacer deporte. Nos queda la increíble convicción de que le ganamos al mundo, aunque en realidad solo hayamos derrotado la tentación de quedarnos en cama.