En la esquina izquierda, una de las mejores amigas que he tenido en la vida. Simplemente encantadora. Argentina, de irresistible carácter, buen corazón, dulce como la miel pura y full preocupada. Juntas la pasábamos increíble. Como teníamos el mismo apellido, jurábamos ser hermanas extraviadas. ¿Su defecto? Demasiado emocional e intensa. Las relaciones interpersonales eran su prioridad 1 y por ellas dejaba todo, incluyendo los estudios. ¿Las condiciones del encuentro? Un gran bajón por el que estaba atravesando.
En la esquina derecha, otra de mis BFF’s. Un sol de persona, fuerte, inteligente y full activa. Una “hormiguita”, laboriosa, cuya vida es un estallido de energía pura. ¿Su defecto? Ser muy directa y pasional para sus cosas. La prioridad 1 eran sus metas profesionales, pues solía esforzarse mucho por lograrlas (y aún lo hace).
Round 1. La contrincante de la izquierda (A.K.A mi amiga argentina) sufre el quiebre de una relación que - aunque muy corta - la mantenía full ilusionada. El momento en que esto ocurre no pudo ser peor: las tres desarrollábamos en conjunto nuestra tesis, paso determinante en nuestro ciclo académico. Dicha instancia exigía gran dedicación, investigación, encuestas, estadísticas y muchas salidas a terreno. Demás está decir que ella no estaba en condiciones anímicas de efectuar dichos trabajos, lo que - comprensiblemente - desquiciaba a mi partner a la derecha, puesto que entre ambas absorbimos su parte del trabajo (y debimos aguantar que muchas veces "nos plantara").
Round 2. La descomunal pelea entre ambas, de la cual, por respeto a las dos, reservaré detalles. Por más que intenté mediar para que ambas comprendieran el punto de su contraparte, no hubo caso. Una acusaba a la otra de “falta de empatía, frialdad e intolerancia”, mientras que ésta se defendía aduciendo “irresponsabilidad y pereza inexcusable” de su contrincante.
Yo en medio - sufriéndomelas todas - intenté conciliar sus posiciones, pero fue inútil. Fui testigo del fatality emocional que una de ellas propinó a la otra (mi sentimental amiga extranjera), hecho que de paso barrió también con nuestra amistad. Esto, previa acusación de “no defenderla y tomar partido” (les juro que intenté ser lo más ecuánime posible). La esperé hasta el último minuto para que defendiera el proyecto junto a nosotras, pero estaba tan herida que jamás llegó. Aún la extraño. Mucho.
¿Lección? No trabajar con amigas. Sé que suena genial y algo así como “el sueño de la vida”, pero siempre habrá desacuerdos, expectativas truncas y diferentes ritmos que podrían poner en serio riesgo la amistad. Por ello, lo mejor es escoger socios de acuerdo a competencias y no a afinidad. Así es más sano y te librarás de dimes y diretes innecesarios (además de ciertos “abusos” de una de las partes para con la que detenta mayor autoridad, reclamos por no considerar la amistad y un etcétera tan largo que me faltarían líneas para detallar)
Y ustedes, ¿qué experiencia han tenido trabajando con amigas?