Llevaba soltera algún tiempo y por fin mi corazón empezaba a sanar. Había sido un proceso largo y doloroso, pero me sentía lista para volver a las pistas. Con algo piolita, eso sí, que sólo quería recrearme un rato y pasarla bien sin atados. Para serte sincera, quería un touch-and-go.
Carreteando un día con mis amigas le comenté a la más "open mind" sobre mi idea. Ella, tan loca como siempre, me apoyó al 100%. De hecho, me dijo que tenía el candidato ideal para mí: un minazo de calugas marcadas y ojos verdes al que se había comido una vez y con el cuál seguía teniendo buena onda. “Okay” dije yo, si total, lo quiero sólo para una vez.
Mi querida amiga me hizo el gancho y con el misterioso galán quedamos de salir a tomar un café. Y es que antes de emprender cualquier aventura, necesito evaluar bien el producto. Nos juntamos y, aunque no era tan alto como me gustan, cumplía con lo que mi amiga me había dicho: tenía unos ojazos increíbles y un abdomen bien marcado. Como pasó la prueba, tuvimos una segunda cita, esta vez en mi departamento. Nos tomamos unos traguitos, comimos algo rico, y después a lo nuestro. ¿Quieres saber si estaba bien dotado? Pues sí, ¡me salvé!
Para mí ya era misión cumplida y estaba completamente satisfecha. El problema es que el chico en cuestión quería que siguiéramos saliendo, y yo soy pésima para decir que no. Acepté su propuesta, con la condición que seríamos "sex buddies" y nada más. ¡Mira qué moderna! Todo iba viento en popa hasta que, de pronto, se puso muy romántico y pegote conmigo. Me hablaba todo el día, todos los días. Me dejaba penosos mensajes de voz y corazones por montones. La situación no dio para más y le dije “tenemos que hablar”.
Pero no te preocupes, que fui gentil con él. Le expliqué que no quería una relación seria, y que lo mejor sería que dejáramos de vernos. Pero lo que él me dijo no fue nada de gentil: me confesó que andaba con 5 chicas más y que, como yo era la única que no lo pescaba “de esa forma”, se había propuesto conquistarme. Así es: sólo quería aumentar su ego… ¡tremendo pastel!
Y tu amiga, ¿cuántos pasteles te ha presentado?