Vivimos en un mundo competitivo, qué duda cabe. Se compite por amor, por trabajo, por amistad, por un lugar en el transporte público o un espacio de estacionamiento... por lo que sea. Nos enseñan a estar siempre motivados por ser "el mejor” en todo lo que se hace… Y "el mejor" es sólo uno.
¿Cómo manejamos la frustración? La derrota se asume de dos maneras: como un elemento adicional para mejorar y “buscar la revancha” o con desmotivación. Ahí aparecen frases como “lo di todo”, “no se pudo” y otras similares. Cuando esa sensación se prolonga, es la puerta de entrada a “bajones” o depresión.
Uno de los principales agentes de la falta de motivación es la carencia de refuerzos positivos en cuanto a lo que uno hace. Si tu pareja no te recuerda que te ama, la llama se va apagando. Si tu jefe no valora tus éxitos, el entusiasmo en el trabajo decae; si tus amigos no alimentan la relación, la amistad se enfría. Así en todos los ámbitos: cuando no hay estímulos, el mundo se vuelve gris.
La motivación le da color a tu vida y si no la tienes, se va todo al tacho de la basura. Veamos el caso del ex número 1 del tenis, André Agassi. Decidió retirarse del tenis en mitad de su exitosa carrera, porque reconoció que su padre lo obligó a jugar. A mediados de los 90's, cuando ya lo había ganado todo, se retiró porque se “hastió del circuito”. Ni su gran rivalidad deportiva con otro grande, Pete Sampras, le despertó interés en esta disciplina. Una vez que la autoridad paterna perdió terreno, se apartó de las canchas y prefirió hacer su vida afuera, acompañado de su guapa esposa Brooke Shields. Luego de ese quiebre amoroso, Agassi se vio perdido. Pero, ¡vaya sorpresa!: fue justamente la actividad que él despreciaba, la que le dio otra oportunidad en la vida y en el amor. Su actual pareja es una de las mejores tenistas de la historia y también top one: la alemana Steffi Graff. Junto a ella, “el kid de Las Vegas” no sólo volvió al circuito, sino que retomó el primer lugar del ranking mundial y terminó de manera exitosa una carrera que pudo ser aún más gloriosa. Sampras no habría ganado tanto con un Agassi plenamente activo y quizás Roger Federer no sería el mejor de la historia; eso es algo que nunca sabremos.
Lo importante de este ejemplo, es que la motivación lo es todo. El Agassi de principios de los 90's era un robot; mientras el que volvió a las canchas era un espectáculo. Por eso, escojan una carrera que les guste, en la que se vean trabajando por 40 o 50 años. El éxito llega como recompensa al esfuerzo y a hacer lo que más te gusta. No seas abogado o doctor porque se gana plata, sino por vocación. Lo mismo en el amor: que la persona que escojas te motive a ser feliz y a quererte, a intentar ser mejor. Si sientes que no te apoya o te retrasa, deséale una buena vida, pero lejos de ti.
La motivación siempre debe venir de uno. Cuando viene por dar en el gusto a los demás, tarde o temprano la mentira se descubre. Tienes la libertad de escoger, el mundo es ahora y la vida, una sola. Escoge lo que quieras, pero escoge por ti. Más temprano que tarde, la felicidad y el éxito llegarán para no irse jamás de tu lado.