Cuando estás ad portas de los 30, un nudo algo extraño se apodera de tu estómago y sientes que existe la posibilidad de que tu vida dé un giro muy drástico (considerando la seriedad que todos le dan a los treinta y tantos). Y es que hay tantos mitos urbanos al respecto: expectativas de lo que debes haber logrado, la presión de cambiar el folio y dejar de ser - a ojos de varios - una mujer joven. ¡Díganme si esos no son motivos para estresarse!.
El año pasado para mí fue decisivo: además de enfrentar un bajón complicado a comienzos del 2015, me tocó comenzar a prepararme para recibir los 30 y dejar de ser una veinteañera entretenida. Pensé que a los 30 dejaría de ser como era y me convertiría en una versión diferente, con gustos y una personalidad acorde a lo que “ofrece el mercado”.
Si pensamos en la imagen que los medios nos venden, ésta no se condice con la realidad de la mayoría. Éxito, dinero a manos llenas, compras compulsivas, sexo desenfrenado o un afán compulsivo por casarse, encontrar pololo y tener hijos, son algunas de las características que se usan para describirnos. A mi parecer, tal concepción abusa del cliché de la treintona (y lo expreso con ese término, para graficar que no me avergüenzo por mi edad).
La verdad es que sigo siendo casi igual que a los 20. En general, llevo una vida más tranquila y menos glamorosa de lo que vende la TV, las grandes tiendas o los comerciales.
A continuación, les comparto mi listado con lo fome y lo entrete de ser treintona:
Lo ingrato de los 30
- Mi metabolismo se puso más lento aún (si era una tortuga, ahora es algo así como una babosa) y ya no bajo de peso a pura sopa
- Me canso con mayor facilidad. En el puesto de trabajo me dan algo así como "ataques Taldo" del sueño
- Ya no me da el cuero para carretear en la semana y al otro día trabajar fresca como una lechuga
- Me cuesta regalarme minutos de ocio
- No puedo tomar cualquier tipo de cerveza
Lo que me gusta de los 30
- Ya no me afecta demasiado el caerle mal a alguien y que me lo demuestre
- No me interesa "editarme" para encajar en un grupo
- Llevo más dominado el arte de hablar en público (casi no se me nota el nerviosismo)
- Puedo pagar mi propio happy hour y mi mamá es una de mis mejores compañeras de carrete
- Le he podido sacar el máximo de potencial a mi cerebro y disfruto de capacitarme constantemente
La verdad es que me gusta la etapa en la cual estoy y disfruto de tener una vida ocupada. No soy millonaria, ni la cabeza mayor de una gran compañía; no tengo un montón de pololos y prefiero estar en mi casa viendo una serie el viernes por la noche, que carreteando de manera habitual. Sigo amando los chocolates, los dibujos animados, los videojuegos y dormir como un oso. Estos son mis honestos 30. ¿Cómo son los tuyos?.