El amor es algo así como una receta gourmet que incluye el uso de determinados ingredientes, en su medida justa. Cariño, creatividad, un toque de locura (de la buena), sinceridad y empatía, son algunos de los materiales que transforman al amor en nuestro plato preferido. Sin embargo, las emociones son fuertes (como el ají más intenso) y muchas veces terminan confundiéndonos o jugándonos malas pasadas. Es así como en ocasiones perdemos el norte y terminamos por querer lo que no tenemos o tratando de retener a alguien porque nos aterra la idea de estar solas.
La línea que divide el amor y la obsesión es delgada, pero los siguientes puntos te ayudarán a diferenciar ambos estados:
Aunque suene a frase hecha, el amor no es egoísta. Quien ama, no pensará solamente en sus intereses, como tampoco querrá establecer un vínculo basado en roles de superioridad. Cuando amas a alguien te sientes feliz y tranquila en tu relación. No necesitarás exigirle que pase contigo todo su tiempo, dejando de lado a amistades y gustos personales. Tampoco pretenderás ser el centro de su mundo, así como también tu pareja te dará la libertad para ser persona y dueña de tu vida.
El amor no se trata de estar completo solamente cuando estás en pareja, sino de complementar tu vida con alguien que te entiende y te apoya. Este sentimiento no debería generar dependencia, miedo u opresión y menos aún, que tu felicidad dependa de "él". Cuando amas te sientes libre, sin necesidad de mirar para el lado, y con la confianza suficiente para ser tú misma y que te quieran con defectos incluidos. El amor sana, apoya, crea, mejora, acompaña, comprende, protege, divierte y anima.
Algunas características del amor, para que puedas identificarlas:
- Relación basada en la confianza
- Respeto por el espacio del otro
- Ver al otro como un compañero de equipo, no como la razón de tu vida.
- Te sientes tranquila de estar en la relación
- No necesitas que te acompañe las 24 horas del día
- Entiendes que tu pareja necesita relacionarse con otras personas
- Eres respetuosa con su privacidad
- No temes plantear tu opinión, aunque no sea compartida. Sabes que en una relación basada en el amor las diferencias se respetan
- La otra persona no debe tener autoridad en temas como tu vestuario, pelo, peso, puesto de trabajo, entre otras.
Obsesión
El ego está directamente relacionado con la obsesión, ya que muchas veces no permitimos que alguien siga avanzando, para no sentirnos reemplazadas o "inferiores" a otras mujeres. Este tipo de vínculo se genera en base a inseguridades y complejos, que lo único que hacen es sesgar una relación y convertirla en algo que no es sano, que agobia, genera culpa, preocupación o sensación de inestabilidad. Cuando estás obsesionada, estás dispuesta a dejar que la otra persona controle aspectos de tu vida que son solamente tuyos, adaptas tus gustos y forma de ser para evitar problemas, quieres que tu pareja esté solamente contigo y cosas tan absurdas como sentir celos de la mamá de tu pareja pueden llegar a pasar.
Una obsesión te lleva a perder la razón y la coherencia, llegando al punto de estar inquieta constantemente, querer alejar a tu pareja de sus colegas y amigos, sentir que estás como "en la cuerda floja" y temer que te engañe. Cuando menos te lo esperas, comienzas a postergarte y dejas de ser la protagonista de tu vida. Te enfocas sólo en las necesidades del otro y tu única prioridad es tratar de estar con esa persona. La obsesión enferma, preocupa, altera, genera mal humor, te inquieta, te pone triste y te hace perder el foco.
Algunas características que te ayudarán a identificar una obsesión:
- Tu mundo gira en torno a tu pareja, sus metas y sus deseos
- Dependencia severa de la compañía del otro
- La necesidad de estar constantemente controlando lo que el otro hace
- Miedo a perder al otro (casi como una pertenencia)
- Autoestima baja y el pensamiento de que tal vez no vendrá nadie después de esa persona
- Requiere de constante valoración y validación de la pareja
- Invades su privacidad
Resumiendo
El amor sirve para potenciar a dos personas y que ambas se complementen, pero sin dejar de ser ellos mismos. En el amor hay respeto, paciencia, apoyo, comprensión y se basa en emociones y comportamientos positivos. A diferencia de lo que muchos dicen, el amor y la razón trabajan en forma complementaria. Es una parte de tu felicidad, pero no tu felicidad completa.
La obsesión es una mala jugada de nuestra razón y autoestima, que nos lleva a un nivel de inseguridad constante y no nos permite disfrutar del amor, sino que nos hace vivir preocupadas y con temor de estar solas, de ser reemplazadas o tratadas como algo desechable. Es un comportamiento compulsivo y saca lo peor de ti, al no dejarte espacio para tomar las riendas de tu persona y preocuparte solamente de ese otro, que sientes que es tu universo y en torno al cual debes girar.
No se trata de que, si te sientes identificada con algunas de las características mencionadas anteriormente, estés en una relación obsesiva. Sin embargo, debes tener cuidado si notas que una pareja no te da tranquilidad y en vez de hacerte feliz pasas preocupada, ansiosa, de mal humor y pensando constantemente en qué hace o con quién conversa, siendo que la verdadera protagonista de tu vida debes ser siempre tú misma.