Centella llegó a nuestra vida luego de una difícil pérdida. Apareció frente a la puerta de mi depto, tras haber burlado - con ayuda de su flexible anatomía - mi reja de seguridad. Maullaba constantemente, como pidiendo atención y ronroneó en cuanto lo tomamos en brazos. Se ganó el corazón de la familia rápidamente.
Tengo dos perros y uno de ellos es bastante gruñón, por lo que la permanencia del gato en casa estaba en entredicho. Sin embargo, los días en que le busqué hogar, varias amigas me dijeron que él llegó por una razón. Aunque en primera instancia las acusé de acuñar una suerte de “pensamiento mágico”, la verdad es que sí, su llegada fue especial. Así es que averigüé y descubrí que el arribo de un minino a tu vida no puede ser casual. En especial, si estás pasando un momento difícil.
Así como los perros son nuestros guardianes en el plano físico, los gatos lo son en el espiritual. Poseen una particular conexión con el mundo etéreo, de los espíritus y energías. Se cruzan en nuestro camino para protegernos de las tristezas, penas, envidias y todo aquello que nos sea dañino o perjudicial. Lo hacen transmutando todo aquello en amor, dulzura y emociones nobles. Esto explica que hayan sido venerados por los egipcios y fueran considerados como “sagrados”. Asimismo, se comprende que sean los mejores terapeutas para sus humanos. ¡Si con sólo ver sus videos, algo nos pasa en el alma!
Aunque no puedo garantizar que esta esotérica teoría sea cierta, sí les aseguro que desde que Centella está en mi casa, ha impregnado de dulzura todo el ambiente, cambiando los ánimos tristes por esperanza, risas y ternura. Por eso, si un gatito se cruza en tu vida de manera peculiar, no te deshagas de él y en la medida que te sea posible, adóptalo como mascota. Y si las circunstancias te lo impiden, ¡al menos ayúdale a encontrar un buen hogar!.