Diversos estudios han demostrado que el hombre es un ser social, que necesita de la compañía de sus pares para vivir y perpetuar la especie. Por eso vive en ciudades, por eso se mantienen los vínculos familiares y se generan otros en función de sentimientos como la amistad y el amor.
En otras columnas he hablado y defendido férreamente la posibilidad de estar en pareja, pero jamás denostando a los solteros. Como todos, he estado en ambos lados del camino, pero a diferencia de muchos, no se me olvida.
Centrándome en la vida en pareja, puedo comentarles que el gran paso para formalizar una relación no es el pedir pololeo, ni la mano de tu prometida. Ese gran paso es vivir junto a tu pareja. En las películas, al igual que en los cuentos Disney, nos quedamos con la frase: “y vivieron felices para siempre”… pero ojo, todo en la vida tiene matices.
Cuando uno pololea tiende a mostrar “la cara bonita” en todo. Siempre anda de buen humor, arreglado y con la “mejor pinta” para deleite de su media naranja. Ni hablar de enfermarse: un simple resfrío puede ser causal de un “nos vemos mañana” y sería. Cuando uno decide irse a vivir con su polola /o, todo ese idilio romántico se debe topar con la cruda realidad. Todos en la mañana amanecemos despeinados, las chicas sin maquillaje, los hombres nos rascamos ¡esas partes! o ambos podemos amanecer con mal aliento. El perfume o el desodorante no son 24/7 y, digámoslo también, todos sufrimos de “escapes de gas”.
El clásico chiste de la pasta de dientes también se hace presente, que ella lo aprieta del medio o él desde el fondo. La tapa del baño ¿arriba o abajo?. Que uno es ordenado y el otro no, las toallas sobre la cama, etc. Cuando se vive en casa o departamento con un solo baño, puede ser un tema de constantes peleas. Gracias a Dios vivo en un departamento con dos baños, el que comparto con el gato (tiene su cajita de arena entre el lavamanos y el inodoro), mientras que mi señora comparte el suyo con nuestro hijo.
Pero ese es sólo el principio. ¿Quién cocina y principalmente qué se cocina? ¿Le gustan las mismas cosas? Ahora están de moda los veganos y vegetarianos. No tengo nada en contra de ellos, salvo que sean intolerantes con los omnívoros. Hay personas que pueden hacer verdaderos escándalos porque en “su refrigerador” ven una rica longaniza o unas costillitas de cerdo. Además, aunque antiguamente todas las mujeres sabían cocinar, hoy no. Ahora esos roles se comparten. A mí me encanta hacerlo e “inventar” platos, pero hay casos en que ninguno sabe y solucionan todo con los benditos delivery.
La cama, es otro posible punto de discordia. ¿Duermen con ropa o sin ella? ¿Cuántas frazadas? ¿Usarán calientacamas? Hay personas que no soportan el pijama, sobre todo en verano. Cuando uno hace el amor o tiene sexo puede pasar inadvertido, pero despierten, ¡no todos los días se hace! Al vivir juntos aparece el cansancio, la rutina, los días de regla, el pudor y las normas de higiene. ¡Todo eso afecta en el ánimo de la pareja! y a la larga, en la frecuencia de los encuentros amorosos.
Los fines de semana… otro tema. ¿Con quién salimos? ¿Con tus amigos, los míos o los juntamos? Cuando hay amigos en común es fácil, pero convengamos en que es frecuente que la polola tenga una “amiga bruja” - esa que no te quiere - o el otro extremo: la amiga que te ”jotea”. Pasa lo mismo con el hombre: la chica odia a ese amigo “compañero de andanzas”, porque “es mala influencia”, como si fuera culpa de ese amigo: a nadie le ponen la pistola al pecho para salir.
Y la familia, otro dilema. ¿Dónde vamos, a la casa de tus papás o a la de los míos? ¿Vamos juntos o cada uno por separado? ¿Cumpleaños? Puede ser un parto, sobre todo cuando se vive en departamentos chicos y las familias son numerosas. La celebración doble siempre es buena alternativa.
¿La plata? Quien paga las cuentas, el arriendo o el dividendo, quien hace las compras? El “vil metal”, como dice la canción, es otra causal de disgusto. Al igual que en el trabajo, en la casa se debe funcionar con un presupuesto. Arriendo o dividendo, luz, agua, gas, cable, Internet, los celulares, alimentación, vestimenta, bencina o Bip!, patentes, colegios y un largo etc son cosas que deben ser financiadas. Para esto hay dos alternativas: “el fondo común” o el “prorrateo”. Si tomamos como ejemplo que el costo de la vida es un millón mensual, en el primer caso, ponen 500 mil cada uno y “lo que sobra” es de libre disposición de cada cual (si es que sobra, claro). El segundo caso se calcula en función de los ingresos de uno y otro. Si uno gana más que el otro, la idea es que quien “hace el peso” se lleve la carga en función al porcentaje de aporte al presupuesto. Por ejemplo, si él gana un millón y ella 500 mil, él aportará el doble que ella.
En fin, esas son las cosas que nadie te cuenta. Por estos líos domésticos pasaron Cenicienta, Bill Gates y personas como ustedes o como yo. Tampoco es para tanto; si fuese tan terrible serían más los solteros o las personas que viven solas. El mundo no está lleno de ermitaños, ¿saben por qué? Existen dos palabras claves: tolerancia y empatía. Al fin y al cabo, si decidieron vivir juntos es porque se quieren. Pero el amor debe ser acompañado por estas características, y vivirlas a diario.
Que existan diferencias en la pareja es natural. Claro, venimos de mundos diferentes, crianzas distintas y costumbres disímiles. Pero la pareja se une porque hay más cosas que los unen, que elementos que los separen. El amor, respeto, tolerancia y empatía harán el resto. Comuníquense, conversen las cosas para evitarse peleas inútiles. Es un pequeño consejo, de quien lleva 6 años de vida en pareja.