Si crecieron en los 90's como yo - nostalgia máxima, fue la mejor década de la vida - el elemento de misterio e incertidumbre a la hora de escuchar música no existía. Esto, básicamente porque teníamos un número límite de canciones que cabían en un cassette (12 aprox.) o un CD (20). Con los MP3, ese número se amplió bastante (hasta algo así como 150) Y hoy puedes tener más dos mil canciones, algo que mi adolescente yo jamás vio venir.
Y aunque a veces es maravillosa la idea de poner la banda sonora de tu vida al alcance de tu mano (en mi caso, pienso en la discografía completa de Alanis Morissette y los Backstreet Boys), termina siendo una lata cuando quieres oír una canción específica en un momento determinado. Entonces, empiezas a adelantar y adelantar, pero nunca llegas a lo que buscas.
Y claro, cuando tienes listas pre-hechas (ya sea en un reproductor, o en tu celular) tal vez puedas dar aún más rápido con ese tema que quieres, pero eso no obsta que sea molesto. Ahí es cuando piensas: "odio esta cosa, tiene demasiadas canciones"; como si eso no fuese tu culpa.
Por eso es increíble cuando a veces, sólo a veces, suena esa canción que quieres / necesitas escuchar, en el momento preciso. Ahí piensas "Sí, mi reproductor de música me conoce y lo amo". Justo cuando sales del trabajo y necesitas animarte con Uptown Funk, o si estás triste y necesitas un momento desesperado con Adele, la música correcta llega a tu cerebro. Es un alivio increíble. Una pequeña victoria personal difícil de repetir.
¿Consejo? Tómate un día para limpiar el contenido de tu reproductor. Lo amarás más y tendrás más victorias personales.