Las mascotas son compañeros de vida y se transforman en un miembro más de la familia. Pero cada uno de nuestros "hermano de cuatro patas" tiene una personalidad distinta y su carácter puede tener estrecha relación con el nuestro, lo que explicaría nuestras preferencias por uno u otro. Esas diferencias son notorias y no podemos pasar por alto el dicho "como perros y gatos", que hace alusión a lo opuestos que son.
Si quieres saber qué tipo de personalidad humana tiene tu mascota, a continuación encontrarás algunos perfiles:
El perro: amigos que todos queremos en la vida
El perro es la lealtad hecha animal y él te acompañará incluso en los momentos más oscuros de tu vida. Este animal se caracteriza por ser cariñoso, honesto y por estar siempre cuando su presencia es necesaria (a veces, hasta el punto de ser algo invasivos). Ellos otorgan un invaluable valor a su familia y harán lo que esté a su alcance para protegerla.
Uno de sus grandes pecados es la ingenuidad y el exceso de confianza, que muchas veces les lleva a brindar su afecto y lo mejor de sí mismos sin discriminar, exponiéndose a situaciones o personas dañinas. Cuando esto sucede se tornará algo desconfiado, pero cuando sienta la confianza suficiente de sentirse nuevamente apreciado, volverá a entregar su amor de manera efusiva y sin avergonzarse por ello.
Un gato: eres cautelosa y no le entregas tu afecto a cualquiera
Una representación genérica del gato es que su personalidad es ególatra o manipuladora, pero creo que esta descripción no le hace total justicia. Un minino no confía en cualquiera, pone barreras, se cuida y se autoprotege, porque sabe que allá afuera no todo es "miel sobre hojuelas". Él ha aprendido que solamente debe depender de sí mismo y que no es bueno descansar en otros para lograr sus objetivos.
Un gato te entregará su afecto solamente cuando se haya asegurado (por lo menos 3 veces) de que eres digna de su amor, pero antes de que ello ocurra pondrá pruebas en tu camino para que le demuestres que lo vales. Cuando finalmente sienta que puede confiar en ti, él te regalará sus mejores ronroneos, sus mejores maullidos de alegría cuando llegas a casa, pero esperará que la relación se base en un intercambio recíproco y justo.
El conejo: humilde pero astuto
A pesar de ser temeroso, el conejo no se queda paralizado ante sus miedos. Ellos aprenden a usarlos como un motor que les permita huir de aquello que no les hace felices, les incomoda o que los somete constantemente a una sensación de inseguridad. Este roedor toma ventaja de los entornos negativos y aprende de ellos, sabiendo que él es el único que puede guiarse a sí mismo hacia una vida mejor. Por eso es humilde, porque sabe que no tiene todo bajo control y que deberá hacer frente a diversas situaciones, utilizando la astucia como su principal herramienta de supervivencia.
Tortuga: equilibrio entre exploración y tranquilidad
La tortuga puede darse el lujo de encontrar su hogar en cualquier parte, ya que carga a cuestas con su propia casa y podrá instalarse en el entorno que la llene en esos momentos. Por ello no se apegará demasiado a posesiones materiales o lugares, pero sí se conecta fuertemente con la tierra. La tortuga genera oportunidades para sí misma y es equilibrada, intentando no dar prioridad a aspectos superficiales. Su paciencia es su principal cualidad para conseguir lo que quiere. Es aterrizada y conoce cuáles son sus limitaciones, lo cual no significa que no tenga confianza en sí misma. Además, no cree en la violencia como una forma válida para la resolución de problemas.
Como ves, a la hora de "humanizar" la personalidad de los animales, éstos tienen bastantes similitudes con los humanos. Y tú ¿te sientes identificada con alguna de estas descripciones?