Cuando tenía 12 años (hoy 23), mi tía me regaló mi primer celular. Un ladrillo, obvio; pero un ladrillo moderno, porque al menos era delgado. Desde ahí, he ido evolucionando en lo que de celulares se trata. Partiendo por aquellos con sonidos polifónicos e infrarrojo a los actuales, con Mp3, Bluetooth, Wi-fi, teclas y pantalla táctil. Nokia, Sony, Samsung, iPhone, etc. Dotados con las últimas tecnologías habidas y por haber. Y claro, diferentes compañías también. Pero nada de eso importa, porque siempre, pero SIEMPRE, termino con uno con teclas, aunque un poco más pequeño y moderno que el primero.
Ustedes se preguntarán el porqué de esto. Y es sencillamente porque soy un imán de robos (y a veces pérdidas). Lamentablemente hace un mes que fui víctima de uno y chao a mi Moto G, mi adorada conexión con las redes sociales y mi mp3 personal. Como soy una estudiante universitaria, ustedes comprenderán que mi presupuesto es casi nulo. Por lo que recurrí a mi santa madre ♥ y su repuesta fue: "Victoria, tu cambio de equipo es en 12 meses más, sorry". Ahí murieron mis esperanzas de tener un nuevo smartphone, por lo que empecé a dar pena a la gente a mi alrededor. Igual sirvió de algo, porque después de reírse un montón de cómo mi madre me mandó a la China, una amiga me prestó un teléfono. El problema es que se trata de un pinche ladrillo con teclas. Pero al menos sirve para llamar.
Lo peor es que no me gusta mucho hablar por teléfono y sí soy una adicta al Whatsapp. Así que los primeros días me sentía perdida con este teléfono. Un día, lo miré por varios minutos hasta que descubrí su primera gracia: los olvidados mensajes de texto. A la primera que le mandé un mensaje fue a mi mamá; después a mi querida amiga (quien amablemente me prestó el celu) e incluso a un amigo que tiene un iPhone no se cuantito última generación. ¡Y los tres me respondieron!. Así que no importa qué tipo de teléfono tengas, los SMS siguen vigentes. Problema de comunicación número uno, solucionado √ .
Mi problema número dos, era Facebook. Reconozco que pese a que no soy de esa gente que publica todo, paso todo el día metida ahí, ya sea viendo imágenes de animales tiernos, el horóscopo negro o las peleas interacciones de parejas. Tuve la brillante idea de que si no estaba un día en Face, no me iba a morir. Y acá estoy. Así que gente, es sólo cosa de costumbre (aunque a ratos igual le pido el celu a mis amigas para verlo, no se puede ser perfecta). Respecto a la música, me compré un mp3 de esos de 3 lucas en la feria (aunque igual el ladri tiene radio). Nuevamente, problemas número dos y tres, solucionados √.
Por lo que, queridas amigas y amigos de Fucsia, les puedo contar que no es tan terrible tener un teléfono con teclas. Tiene muchísimas cosas más a favor que en contra. No niego que algún día volveré a tener un smartphone, pero por ahora seré feliz con éste. Sobretodo porque la batería es eterna y no me lo van a querer robar ni de broma. ¡Ah! y por mi último descubrimiento: tiene un especie de juego igual al Candy Crush. ¿Qué más le podría pedir a mi ladrimóvil?