Actualmente se cree que hay más divorcios que matrimonios, lo que es lamentable para esas parejas. No por el divorcio como tal, si no por el proyecto de vida que tenías y que por equis motivo no funcionó. Por lo mismo, hoy quiero contarles cómo después de una decepción amorosa - en donde no quieres saber nunca más del amor - se puede encontrar a la persona de tu vida.
Mis papás se casaron muy jóvenes: 17 años mi madre (la cual estaba esperándome) y 19 años mi padre. Sin embargo, no lo hicieron por causa del embarazo, si no que porque estaban enamorados y creyeron que permanecerían siempre juntos. No fue así. Luego de 18 años decidieron separarse, ya que eran totalmente incompatibles. Tuvieron sus momentos buenos y malos, como cualquier matrimonio, pero cuando se acaba el amor, no hay nada que hacer. Dos años después se divorciaron y cada uno se fue por su lado.
Mi papá se quedó prácticamente solo y comenzó a asistir a los encuentros que hacía la iglesia. Fue en uno de éstos donde le sugirieron ir a un retiro en Freire, instancia en la que conoció a una mujer. Ella tenía un hijo y vivió una decepción amorosa con su padre. Al poco tiempo iniciaron una relación, capaz incluso de superar las distancias. Enfrentaron altos y bajos (debido a las circunstancias que los rodeaban) pero aún así, el amor fue más fuerte. Un 15 de noviembre, queridas lectoras, se casaron en una ceremonia muy linda, en la cual caminé del brazo de papá delante de los invitados (¡qué vergüenza!). Y sin exagerar, creo que nunca había visto a mi papá más feliz, lo cual me alegró infinitamente a mí también. De hecho, me causó mucha gracia que estuviese más nervioso que la novia. ¿Quien diría que algún día vería a mi padre casarse? Cosas del destino, supongo.
En el caso de mi mamá, hoy está planeando un matrimonio simbólico con uno de sus mejores amigos, a quien curiosamente volvió a encontrar después de varios años. Gracias a esto y a miles de historias más - de las cuales he sido testigo -, sigo creyendo en el amor y en que nunca es tarde para encontrar a la media naranja. Podemos ser felices en todos los ámbitos de la vida, pero también es grato compartir algunos de estos momentos con alguien. No sé que les deparará el futuro a mis papás y mucho menos a mí, pero sigo creyendo en que algún día hallaré a mi príncipe (no azul, porque me carga ese color). Y ustedes, amigas, ¿siguen creyendo en el amor? ¿Es importante es el matrimonio en sus vidas?.