Todavía recuerdo cuando hace 2 años, una amiga me dio la noticia de su quiebre. Él se había enamorado de una compañera de trabajo, con la que llevaba un tiempo quedando. Mi partner sintió cómo sus planes inmediatos cambiaban por completo sin ella preverlo: la ruptura había sido una decisión totalmente involuntaria. Se sentía desbordada por emociones contradictorias. Por una parte, sentía que lo seguía queriendo y por otra, le causaba ira pensar en el daño que él le hizo. Cuando habló conmigo me pidió consejo. Recuerdo que me preguntó qué haría yo si estuviese en su situación afrontando esta ruptura.
Lo primero que le aconsejé es darse permiso para llorar y desahogarse. Pero sin paralizar su vida; es decir, sin quedarse las tardes en casa viendo comedias románticas con las que recrearse en su propio dolor (al más puro estilo Bridget Jones). Aceptar la ruptura es el primer paso para avanzar.
Le animé a apuntarse a alguna actividad de ocio que le resultase interesante. Recordé que hacía sólo unos días me había comentado su intención de matricularse en una academia de idiomas, para aprender francés. Le dije que era un buen momento para dar el paso, porque tener la mente ocupada en un objetivo le ayudaría a distraerse y a no centrarse tanto en su situación sentimental.
Sugerí a mi amiga que borrase de su agenda de contactos el número telefónico de su ex, para prevenir cualquier posible tentación de llamarle en momentos de bajón. Le expliqué que para marcar distancia emocional después de la ruptura, es recomendable cortar todo vínculo tecnológico no sólo en el móvil, sino también en las redes sociales.
Le regalé un diario para que comenzara a relatar en esta nueva etapa sus inquietudes, pensamientos e ideas. Le invité a que, en la primera página, hiciese una lista con 20 ventajas de estar sin pareja. Yo le di algunas ideas: más tiempo para sí misma, ausencia de discusiones sentimentales, más espacio para leer y practicar las aficiones, además de volver a vivir nuevas primeras citas.
Mi amiga fue a la peluquería para hacerse un cambio de imagen, porque le expliqué que muchas personas optan por un cambio de look cuando están al inicio de una nueva etapa. Y esto supuso un plus de autoestima para ella, que se sentía mucho más guapa al mirarse en el espejo. Entonces descubrió que el secreto de vivir la soltería con ilusión no era otro que quererse a sí misma y disfrutar de la vida como una fiesta.
Aprovechó su soltería para pasar mucho más tiempo con sus amigas. Salíamos de fiesta, íbamos al cine, quedábamos para organizar excursiones de fin de semana.. Todo ello supuso un aliciente en su vida, ya que la amistad es precisamente la mejor terapia para pasar página después de un desamor.