Cada vez que despierto y descubro que está lloviendo, pido para mis adentros que ocurra alguna especie de milagro y todos mis planes para ese día se suspendan. Nunca ha sido de mis cosas favoritas el salir a empaparme; siempre he pensado que la lluvia se disfruta mucho más desde el hogar. Por alguna extraña razón, en días así las horas pasan más lentas, el tiempo se optimiza y la jornada es más productiva.
Es realmente increíble el instante en que anuncian que las clases se suspenden o que la persona con quien debía encontrarme, ya no podrá llegar. El momento en que soy consciente de que mis deseos se hacen realidad y podré pasar todo el día en casa. Es una sensación indescriptible. Mis planes consisten en pasar todo el día en pijama, levantarme tarde, prepararme un café, disfrutar de la tranquilidad que me produce el sonido de la lluvia y la hogareña sensación de tener la estufa encendida.
Me produce una tranquilidad inmensa, el observar la lluvia desde la ventana; incluso creo que pierdo parte del tiempo disponible en eso, pero no está mal. Después de todo, es reconfortante sentirme tan segura al interior de mi casa. Además, utilizo la experiencia como fuente de inspiración para hacer las tareas pendientes de semanas atrás, como estudiar, leer o hasta cocinar. Son infinitas las posibilidades, y van desde envolverme en una manta, sentarme en el sofá a pensar o también pasar una entretenida tarde de películas.
Los días de lluvia también son un tanto románticos. Me producen algo de nostalgia, por lo que aprovecho el tiempo para reflexionar acerca de mi vida. Es un día perfecto para conectarme conmigo misma e incluso tomar decisiones. Por alguna razón, todo parece más en calma y limpio cuando está lloviendo. Es por todas estas razones, que me siento realmente afortunada de poder quedarme en casa en días así, más cuando hay cierta tempestad, lo cual lo hace aún más fascinante.
Y a ustedes, ¿también les gusta pasar la lluvia en la comodidad de sus hogares?