Es más que tener una mascota: hay animales que se vuelven parte de tu familia y te roban el corazón. Son seres vivos que debes cuidar y proteger de un mundo cruel, tu compañía en los peores momentos y también, el motivo de tus enojos. Sí, me declaro “catlover”, pero no es culpa de estos bellos mininos. ¿Qué culpa tienen ellos de su ronroneo seductor, sus patitas masajeadoras y esas caritas de ternura? Si hay una cosa de loca que me tiene perdida, sin lugar a dudas son los gatos.
Todo empezó con un gatito, mi León, que llegó a nuestras vidas hace casi dos años. El único rubio que me gusta es él (y bueno, ahora el más pequeño, Simba). Mi pololo solía hacerlo dormir, porque si no, lloraba toda la noche. Tal y como si tuviéramos un bebé, despertábamos para acurrucarlo y mecerlo.
Ha pasado el tiempo y la guagua creció, pero antes de ser castrado, tuvo un affaire con su hermana (depravado) y nos dejó un legado: Simba. Él me robó el corazón y desató mi locura. Tenía una semana cuando lo sacaba del nido de su mami para llevarlo a dormir largas siestas conmigo y aunque sabía que estaba mal, mi impulso de idiotez era más fuerte.
Mi Simba ya es todo un adolescente, pero es tan fiel como un perro. Basta que lo llame para que aparezca maullando y hasta llora si voy a comprar, siguiéndome donde voy. Hasta en los lugares más inusuales (el baño), se sube a mis piernas para masajearme y ronronear. Los amo, es verdad, pero mi fanatismo ahora me ha llevado a comprar accesorios y ropa que encuentre con la cara de mis gatos.
Aros con forma de felino, poleras, pañuelos y hasta bolsos, son sólo algunas de las cosas que adornan mi closet y han sido el motivo de burla de mis hermanos para catalogarme como la nueva "loca de los gatos", el personaje de "Los Simpson". Mi mamá tiene razón: estoy loca y me imagino que debo verme así cuando les hablo diciéndoles que se porten bien o que los quiero mucho. No me entienden, pero me hacen feliz. Todos tenemos un animalista dentro y mi amor incondicional es hacia los gatos.
¿Has tenido una mascota favorita? ¡Te apuesto que la debes regalonear tanto como yo!