Tengo un amigo bacán. Cada vez que me junto con él, me llena de energía y me pasan cosas buenas. Nunca dudo de salir con él, ya que es mi cábala para que todo salga bien.
Lo malo es que conozco a otros que son todo lo contrario: ¡yetas!. Trato de no verlos mucho, ya que me he dado cuenta que siempre que nos reunimos me sucede algo, pero esta vez malo. Quizás algunas no crean en estas cosas, pero por mi experiencia les digo que sí existen.
No hay explicación lógica para esto. Tal vez se deba a su energía o que pasen por malos momentos, con rabia en el corazón o muchos problemas, los cuales te transmiten sin querer. Peor aún si en la conversación surge un comentario molesto o incómodo. Capaz que con un sólo pensamiento suyo, la casa se nos venga abajo. ¡Mejor tenerlos de aliados que de enemigos!
Lo único que podemos hacer es distanciarnos un poco. Si son conocidos o amigos, obviamente seguir siéndolo, pero sin dejar que contaminen nuestra vida.
¿Se imaginan pasar cada día con ellos?. ¡No, por favor! Prefiero mil veces adorarlos, llamarlos y hablar por teléfono, pero ¡todo de lejitos!. Y frecuentar más al amigo que me trae buena suerte, para llenarme de buenas vibras a su lado.
Y ustedes, ¿creen en la gente yeta?