El optimismo es como el azúcar: en dosis pequeñas es genial, pero en porciones muy grandes es empalagoso e inclusive, malo para la salud.
Hay personas que sencillamente no ven que se están pasando con su optimismo. Para todo hay tiempo en la vida, hasta para quejarse, así que ¿por qué no dejar que seamos felices haciéndolo?
Creo que hablo por todas cuando digo que hay días en que hasta los príncipes se transforman en sapos y los arcoíris son sinónimo de tormentas. Bien sea por un mal día en el trabajo, la situación del país o la aparición de un orzuelo, hay momentos en donde sólo queremos protestar por todo. Pero ahí siempre habrá alguien para decirte lo bello que está el día, tratando de contagiarte con su optimismo (lo que suele ser de lo más molesto).
Las personas que abusan con su optimismo, suelen tratar de solucionar cada uno de los problemas o situaciones que te aquejan, con una sugerencia que tú ya conoces (o que incluso ya aplicas). Te hacen sentir como una completa tonta, que no ve la solución. Lo que ellos no entienden, es que te gustaría que sólo se limitaran a escuchar y ¡ya! Se entiende que todo tiene solución en la vida, pero hay veces en que es sano para la mente quejarse.
No digo que sea bueno estar todo el día quejándonos, pero hay momentos donde unas cuantas quejas sobre el universo son el santo remedio a nuestros males.
Las personas deberían de entender eso, no todo el tiempo el arcoíris es lindo, ya que puede recordarnos la lluvia que arruinó nuestro peinado. Y no hay nada más molesto que alguien nos diga “no pienses así”, o mi favorita “no veas el vaso medio vacío”. Cuando dicen algo así, de verdad provoca me decir: “querida, ahógate con el vaso de agua”.
Pero también debemos aceptar que, aunque de verdad sea molesto e irritante, esas personas con sobredosis de optimismo suelen hacernos reír un poco. Y lo peor es que a veces somos nosotras las que jugamos para ese equipo.
En lo personal, cuando estoy en esos días donde odio al universo, simplemente especifico que sólo necesito quejarme y que los consejos o sugerencias por favor se las guarden. Fue la mejor manera de poder lidiar con la tonelada de amigos y familiares recargados de optimismo, pero que al final de cuentas sólo quieren ayudarme.
Así que cuando estés en eso malos días y te topes con una persona con exceso de optimismo, ten un poco de paciencia. Especifícale que sólo quieres quejarte y nada más. Recuerda que quieren lo mejor para ti y siempre es bueno desahogarse con alguien, siempre y cuando esté dispuesto a escuchar.
Y ahora cuéntanos, tú ¿cómo lidias con los optimistas?