Conocí a una chica en casa de Cristina, mi mejor amiga. Al verla, sentí algo diferente en ella: no sabía señalar qué era. No es que me gustara inmediatamente, pero percibí algo especial, como una conexión. Lo más "interesante", fue que el día en que la conocí derramó un refresco encima de mí. Normalmente eso me hubiese molestado, pero con ella fue diferente. Tenemos los mismos intereses: a ambos nos gustan los deportes y practicamos fútbol. Aunque no solíamos mensajearnos mucho, sabía que cualquier día podía escribirle y hablar en confianza, lo que para mí era extraño: que una persona que recién conoces sea tan confiable que parezcas conocerla de toda la vida. Compartimos el mismo grupo de amigos, así que usualmente nos veíamos.
Luego de un tiempo de amistad, la química era evidente, hasta que un día me encaró y me preguntó "¿Qué sientes por mí?". Yo estaba nervioso, pero le respondí que me gustaba, a lo que ella repuso que sentía lo mismo y comenzamos a salir. Luego de muchos momentos especiales, sentí que era hora de que fuésemos especiales. Así, organicé todo de la manera más significativa posible. Hablé con su prima para que me ayudara e hicimos un cartel decorado, donde se leía: "¿Quieres ser mi novia?". También hablé con su mamá para que la sacara de casa y poder sorprenderla. Mi idea consistía en entrar cuando nadie estuviese para poder organizar todo. Compré un gran arreglo de flores y algunos chocolates, quería que el momento fuese increíble.
Y llegó el día de la verdad: luego de imaginármelo ansiosamente durante un tiempo, al fin hoy se haría realidad. Apenas podía dormir: fui temprano a comprar lo necesario y, hablando con ella por mensaje, le comenté que le tenía una sorpresa, pero que sería en algunos días. Me avisaron que ya la habían sacado de casa, así que me dirigí hasta allá, entrando con la llave que dejaron bajo el tapete. Acomodé todo y estuve esperando alrededor de una hora, escribiéndole por mensaje con total normalidad, como si no estuviese en su casa a punto de hacerle la pregunta que me tenía tan nervioso.
Cuando al fin escuché el auto llegando a su casa, esperé por unos minutos hasta que ella entró en la habitación, donde yo sostenía el cartel, el arreglo de flores y los chocolates. Ella quedó en una especie de shock; por un momento pensé que diría que no, hasta que por fin escuché su respuesta: "Claro, tonto". Fue el mejor día de mi vida, un 13 de julio de 2015. Hoy estamos cerca de cumplir 10 meses juntos, y han sido los mejores 10 meses de mi vida.