Estás concentrada en tu puesto de trabajo y de un momento a otro te llaman a reunión. Tu jefa, con la cual te llevas muy bien, confía en ti y considera que eres la apropiada para desarrollar un proyecto. "¡Súper!", piensas. Tu cara de felicidad es inmensa, el problema es cuando te da la noticia de que el trabajo es en conjunto con una persona de otra área de la empresa y te la presenta ahí mismo.
"¡Oh, rayos!". Sólo con verla tu mente empieza a trabajar como loca con mil ideas psicópatas "¿Y si le doy algo para que se enferme? ¡Invento que la conozco de antes y trabaja pésimo! o que me robó a mi ex", jaja. Pero no, no puedes hacer estas cosas, sólo porque te haya caído mal de presencia.
¿Qué podemos hacer cuando alguien no nos cae bien desde el principio? Claro, es algo innato, como de química, feeling e incluso de piel. Esa persona te produce un rechazo de inmediato y te dan ganas de salir corriendo.
Sin embargo no podemos saber la razón por la cual sucede esto. Y ¡ojo! no es sólo en temas laborales: podemos estar en un mega carrete de lo más bueno con nuestros amigos y llega una tipa que nos jode la onda. Ella no nos gusta y no nos llevamos. Indirectas van y vienen hasta que se te hace insoportable su sola presencia. O típico, cuando te presentan al pololo nuevo de tu amiga o de tu hermana. ¡No, por favor next! A todas nos ha pasado, con seguridad. Pero es ahí cuando debemos sentar cabeza y actuar maduramente, ya que o nos comportamos como gente adulta o escapamos.
La verdad es que recomiendo la primera opción, puesto que si estamos en la pega no podemos arriesgar que nos echen por un berrinche de cabra chica. Entonces, ¡manos a la obra y a trabajar se ha dicho!
Sí, te cae mal la susodicha. Pero piensa que será algo temporal y no tendrás que estar pegada a esta persona durante años. Tampoco estará eternamente junto a tu puesto de trabajo. Puedes intentar llevarte y conversar sobre pega todo el rato. Incluso es probable que te sorprenda y tengan algún tema en común.
Si se trata de un carrete o salida con nuestras partners, ahí habrá más libertad para mandarse a cambiar si una quiere, pero siempre digna. No armando cahuines con las amigas, sino simplemente hacernos las locas e irnos a otro lado. Y por cierto, llevar a nuestra amiga del brazo, para que no se quede conversando con ella.
¿No es tan difícil o sí? ¡Es cosa de actitud!