Queridas lectoras de Fucsia, quiero contarles sobre mi adicción: los libros. Aprendí a leer bastante pequeña y me encontré fascinada con este mundo, en donde me podía perder por varias horas y ser feliz. Esto tuvo grandes beneficios para mí, por ejemplo, leer más rápido que lo normal y comprender todo lo que leo. Cuando crecí, me puse una meta de cada verano leer más libros que el anterior. Lamentablemente, en Chile los libros son muy caros y además llegan muy pocos (casi siempre los que se ponen de moda gracias a una película). Así que las bibliotecas virtuales son mis mejores amigas, ya sean sacadas de Facebook o aplicaciones para el celular. Así, me pongo a buscar reseñas hasta encontrar mi siguiente lectura.
No me dejo llevar por la portada, pero sí tengo una técnica para saber si es bueno o no: el hecho de parar de leer. Sí, porque cuando encuentro un buen libro, me obsesiono al tal punto de que me olvido de todo para seguir leyendo hasta el final. Es una sensación maravillosa (al menos para mi) no cortar en ningún momento la historia, aunque me lleve un buen rato hacerlo. Hay libros con un montón de páginas, así que me toma un par de horas terminarlos, pero lo hago sí o sí. Esto me ha traído bastantes problemas, puesto que a veces tengo que estudiar o hacer otras cosas, y dejo todo de lado. Para qué contarles los retos que he recibido por esto (sobre todo de mi mamá ♥), además porque a veces me olvido incluso de comer, pero amigas, ¡vale totalmente la pena!. Mis conocidos me dicen que estoy un poco loca, porque me han pillado leyendo hasta en matrimonios (disculpas para los novios) pero no por eso voy a dejar de hacerlo (ups). Así que chicas, les dejo aquí un dato para la lectura de este otoño y en una de esas, les contagio un poco de mi obsesión, pero... les encantará, ¡lo juro!