De mi grupo de amigas y amigos, soy la más buena para hablar. No distingo entre amigos u extraños, hablo con todos por igual. En realidad casi todos mis amigos son así, menos uno. Él se reía de todas las tallas, pero no hablaba nada. De hecho, a veces te hacía sentir como una lora parlanchina. Pero bueno, era de los que preferían escuchar, mi característica favorita suya.
Pasando el tiempo, había mucha química entre nosotros, al punto en que salimos en un par de citas. Y el chico besaba bien, lo cual es bastante importante para mí, por lo que decidí que, pese a que no nos conocíamos mucho, podría pasar a lo siguiente con él. Así que estaba very happy pensando en la situación que se me venía, y esperaba de todo, menos lo que pasó. Cuento corto, en medio del acto, que hasta ese momento iba bastante bien, este chico empezó a hablar. Y no de cosas relacionadas con lo que estábamos haciendo, si no que de cosas de la vida, ¡incluso podríamos decir que se fue en la profunda!. Yo estaba como: "really? ¡¡éste no es el momento!!". No me quedó otra que moverme hacia un lado y prender un cigarro, pero ya no me importaba mucho lo que estaba diciendo. Lo siento amigo, pero mataste todas las pasiones en mí.
Ahora que recuerdo la situación, me provoca un poco de gracia lo que pasó, pero en ese momento no estaba muy feliz. Aunque, como no soy rencorosa, cuando lo volví a ver le tiré varias indirectas hablamos normalmente y todo se quedó en buena onda. Lo que sí es que gracias a él, ya no me fío mucho en los calladitos, aunque no por eso los voy a descartar, si saben lo que quiero decir ;).