Reconozco que no tengo el mejor genio del mundo, pero afortunadamente mis papás me educaron bien, y siempre he considerado un básico para convivir en sociedad el saludar y despedirse, dar las gracias, en lo posible sonreír, ser amables con quienes conocemos y también con los que no. Por eso, cada vez que voy a una tienda, o cuando me subo a una micro, saludo a quien corresponda. Sin embargo, hay gente que simplemente no se da el "trabajo" de responder, y eso me enfurece.
Soy del sur, y debo decir que lo de la amabilidad sureña es totalmente cierto. Cuando me vine a vivir a Santiago, noté de inmediato otro aire en la gente, mucho estrés - lo cual es comprensible - pero también agresividad, y cero ganas de responder a un saludo. Y esto no sólo se da con empleados de tiendas: aunque no lo crean, muchas veces son los mismos dueños los que se dan el lujo de hacerlo y atender mal. Esto me impresiona, porque es obvio que a un cliente le quedarán pocas ganas de volver si no es recibido como corresponde. Al principio me comía mi molestia, pero luego opté por no dejarlo pasar, y mirarlos fijamente esperando respuesta. A veces se dan cuenta y saludan, otras, no responden y te miran como diciendo "OK, ¿qué quieres?". En este segundo caso, les respondo "le dije buenas tardes", ya no con el mismo tono, por supuesto. Esto los descoloca totalmente, y responden el saludo nerviosos. Hagan la prueba.
¿Por qué cuesta tanto ser amable? Ustedes pueden decirme que se debe a los problemas, al cansancio, a un mal sueldo, pero creo que nada justifica la incapacidad de ser cordial, de saludar, una regla básica de convivencia que no muestra sólo educación, sino también empatía con el resto. Y lo digo por experiencia, porque también me ha tocado atender público arrastrando problemas personales o cansancio, y eso jamás ha sido impedimento para sonreír y saludar. De la misma forma, debemos ser amables con quienes nos atienden en restaurants o en cualquier lugar, considerando que son seres humanos que merecen un buen trato. ¿Se acuerdan del comercial de una conocida marca de tranquilizantes, en la cual mostraban cómo una persona con mal genio sale de casa, trata mal a otra, esa otra se molesta y se desquita con otro, y así sucesivamente? Pues de la misma forma pienso que podemos crear una reacción en cadena, pero a la inversa, con amabilidad y simpatía. Un día me subí a la micro muy molesta por algo, pero al subir el conductor me saludó con una gran sonrisa, y eso bastó para alegrarme el día. Seamos amables con el resto, amigas, y exijamos lo mismo de vuelta.