Recuerdo cuando entré al colegio con 5 años y tuve mi primer día de clases: lo odié porque era fome y mi mamá me dejó ahí, tristemente solita. Aún así, al crecer fui una buena estudiante; no de las que tenía primer lugar en todo, pero me defendía, excepto en matemáticas. En ese ramo era bien burra mala. Salí de cuarto medio a los 17 años y fue el día más feliz de mi vida rendí mi primera PSU. Un puntaje decente que me servía para estudiar lo que, desde los 12 años, siempre quise: pedagogía en Inglés. Sin embargo, me arrepentí de entrar a la universidad y me di un "año sabático".
Por diversas razones, al final decidí entrar a los 21 años a la U. Estaba bien nerviosa y por otro lado, al darme cuenta que tenía compañeros de 17 -18 años, me sentí mal. Pensé en como había dejado pasar tanto tiempo. Para más remate, en mi curso, había una niña de 24, por lo que éramos las mayores. Al principio me cuestioné muchas cosas, me arrepentí no haber entrado cuando salí del colegio y para más remate, los de mi carrera me decían vieja, patudos. Pero al pasar el tiempo, me di cuenta que fue la mejor decisión que pude haber tomado. Vi a mis compañeros más preocupados de carretear que de estudiar, lo que no era mi caso, porque pude hacer ambas cosas. Es más, había algunos bien perdidos pensando que quizá no fue tan bueno entrar a inglés o peor aún, a pedagogía. Creo que si hubiese entrado más chica, nunca podría haber visto la importancia de poner en primer lugar los estudios, y luego compatibilizar esto con mi vida social, ni mucho menos el cuestionarme lo que estaba estudiando. Retrasar mi ingreso a la U me dio madurez para ver las cosas. Ahora, con casi 24 años, pienso que fue lo mejor y estoy feliz con mi decisión. Así que chiquillas, para las que están un poco confundidas, mi consejo es que hagan lo que crean mejor para ustedes, y no se sientan mal por dejar pasar el tiempo. Después de todo, ambas experiencias son positivas.