Recuerdo haber dado muchas veces consejos a amigas que estaban mal en sus relaciones, acompañándolas y diciéndoles que no era tan terrible, que terminar muchas veces es la solución más sana y que la tristeza no es para siempre.
Una vez leí un artículo en esta página, donde se describía el sufrimiento y el vacío que significaba romper una relación importante. La autora lo definía como "haber pasado por el infierno".
En todo ese tiempo, yo creí empatizar con las palabras de estas chicas, pero aún así internamente sentía que exageraban. Las apoyaba, buscaba que se distrajeran y ser cómplice de algunos esbozos de sonrisa, pero realmente nunca sentí la verdad de sus vivencias hasta que me pasó.
Yo tuve una relación larguísima, de esas en que todos asumen que no hay nada que las acabe e inevitablemente tú también lo crees. Estuvimos 7 años conociéndonos, compartiendo momentos y proyectando nuestra historia hasta el infinito; según yo, éramos tal para cual. Ahora con el tiempo y la distancia necesaria, me doy cuenta de que quizás no la pasábamos tan bien ni eramos tan complementarios, sino que más bien nos anulábamos y dejamos de ser nosotros en el proceso... Pero eso es algo que evalué después de un par de años.
Como comenté, fuimos una pareja muy unida: compartimos muchas historias y cuando por fin estábamos por conseguir nuestra ansiada independencia, todo se empezó a derrumbar. Hubo muchas discusiones, muchos malos entendidos y finalmente decidimos que lo mejor para nosotros era alejarnos por un tiempo.
Fue súper extraño en un inicio, porque seguíamos hablando por chat, aunque ya no nos veíamos. Sentía ese vacío de no tenerlo cerca, de no poder compartir ciertos espacios y de pronto me di cuenta que estaba exageradamente sola.
Todos estos años juntos, fui dejando a mis amigos de lado, dejando mis pasatiempos y realmente no sabía por donde empezar. No tenía panoramas para el fin de semana, ni siquiera para una tarde de cine. Y la verdad, tampoco tenía muchas ganas de comenzar a compartir con personas. Estaba triste y negada.
Tiempo después decidimos terminar definitivamente y cortar toda comunicación, para cuidarnos. Aún así me lo encontré en algunos eventos y se veía bien , lo que me producía aún más emociones encontradas.
Creo que si tuviera que sacar un aprendizaje de mi experiencia, diría que lo más importante es entender que la tristeza es parte del proceso. Hay que darse gustos; si no quieres salir no te fuerces, si quieres ver películas de desengaño y llorar toda una tarde con helado de chocolate, es parte de lo que tienes que vivir. Lo importante es decidir que existe un límite, que hay que volver a intentar construir los pedacitos de vida de que disfrutabas y empezar a darse oportunidades: conocer gente, ir a otros lugares, distraerse y permitirse disfrutar mientras se sanan poco a poco las heridas.
A ti ¿te ha pasado? ¿Cómo lo superaste?