El desarrollo de un bebé en su primer año es a pasos agigantados. De un momento a otro pasa de no decir nada a balbucear sus primeras palabras. Y lo mismo ocurre con su talla de ropa: no alcanzas a lucir su colección de tenidas, cuando ya ha crecido varios centímetros. Sus cambios son repentinos y es por eso que hay que ponerles atención.
Estudios señalan que el desarrollo neurológico de un niño, durante sus primeros años, se caracteriza por ser continuo, progresivo e irreversible. El Dr. Camilo Zapata Vergara, médico especialista en Neurología Infantil de la Universidad de Chile y catedrático de la misma disciplina en la Universidad San Sebastián, sede Concepción, señala que el bebé comienza a tener sucesivos cambios en sus primeros doce meses de vida, a medida en que avanza sus diferentes etapas o “hitos”.
¿Qué cambios podemos observar en el bebé durante su primer año?
- El bebé comienza a tener sucesivos cambios en lo que se conoce como el sistema psicomotor. Esto comprende, por ejemplo, el área social: el contacto visual con la mamá, el sonreír, etc. Está también todo el desarrollo motor, que es muy importante, ya que hay ciertos hitos que el niño tiene que cumplir. Por ejemplo, a los tres meses generalmente sostiene su cabeza, lo que se llama “sostén cefálico”. A los seis meses se logra sentar; a los nueve meses se para con ayuda y al año o un poco más, ya está caminando de forma autónoma.
Otro aspecto importante, señala el profesional, es el desarrollo del lenguaje. El bebé empieza a toser, presenciamos el llanto. A eso de los dos o tres meses el niño comienza a vocalizar y esto generalmente conduce al balbuceo, que ocurre alrededor de los seis meses y corresponde al inicio del lenguaje. Cerca del año formará sus primeras palabras, que posteriormente le servirán para comunicarse más. Hay veces que estos progresos demoran, pero puede ser que sólo se requiera más estímulo, algo en lo que los padres pueden cooperar.
¿Cuál es el rol que tienen los padres para fomentar un buen estimulo en el desarrollo de su bebé?
- Parte del desarrollo está determinado genéticamente, pero hay también una serie de moduladores o estímulos ambientales: el que dan los padres, los cuidadores, en la sala cuna, etc. Hay que estimular el lenguaje y la parte social: tocar al niño, hablarle, el contacto físico, estimular su audición, su visión, ofreciendo - por ejemplo - móviles que sean llamativos u objetos para que los tome y estimular su coordinación. Es muy importante el estímulo de los padres durante el primer año de vida.
¿A qué signos hay que colocar atención en un bebé?
- Una cosa muy importante es que al nacer el niño tenga contacto visual con la mamá. La sonrisa, que ocurre al mes y medio o dos meses y medio, es esencial, porque el niño tiene una sonrisa automática o sonrisa social. Esto es un hecho que indica la sociabilidad del niño. Hay que recordar, por ejemplo, que los niños autistas no miran a los ojos a sus progenitoras, no sonríen; entonces es fundamental observar este comportamiento. Otro hito importante es el “giro”, que se relaciona con la capacidad intelectual del niño. El giro ocurre entre los cuatro y los siete meses de edad. Esto es cuando el niño logra girar sobre sí mismo, o sea: de guatita a espalda, de espalda a guatita, y eso indica un buen desarrollo intelectual.
Por último, dice el profesional que siempre es importante hacer un seguimiento a los avances del bebé por parte de los padres y el pediatra. De igual modo, podemos leer libros especializados sobre el tema del desarrollo psicomotor para poder consultar oportunamente con un especialista en caso de que el niño se desvíe de su norma. “La mayoría de los retrasos psicomotores solamente requieren más estimulación, pero un pequeño porcentaje podría corresponder a una patología que requiere algún estudio. Por lo tanto la recomendación sería que si el pediatra pesquisa algún retraso - ya sea en el lenguaje, al caminar - se derive al especialista correspondiente para descartar una patología neurológica”, aconseja el médico.