Todas las chicas sabemos que si queremos cuidar de forma integral nuestra salud, dos son los elementos que debemos mantener bajo control. El primero es el estrés que, si se nos sale de control, repercute en nuestra apariencia externa, pero también en los órganos internos de nuestro cuerpo. Uno de los padecimientos más conocidos por nosotras y que deriva del sistema nervioso es el síndrome de colon irritable. El Centro Nacional sobre la Salud de las Mujeres de Estados Unidos señala que es un problema común, que afecta hasta a una de cada cinco personas, siendo la mayoría de ellas (75 por ciento) mujeres hasta 35 años.
Otro aspecto muy importante, al que nos referiremos especialmente en este artículo, es la alimentación y la tolerancia o intolerancia que expresa nuestro organismo ante los productos que consumimos. Retomando el ejemplo del colon irritable es conocido que este síndrome se potencia por una alimentación con mucha grasa, frituras o sobrecargada de productos de origen animal, sobre todo lácteos. Es por eso que te queremos proponer una alternativa que te permita tener una vida saludable y balanceada, sin que tu organismo sufra las consecuencias.
La alimentación vegana, que además conlleva todo un estilo de vida, es una muy buena opción para aquellas que buscamos mejorar el rendimiento físico y mental de nuestro cuerpo bajo el principio de no dañar a otros seres, ya sean humanos o no. En el artículo publicado por primera vez en 1964 bajo el título "Why Veganism", Eva Batt, Presidenta de la Vegan Society entre 1967 y 1982, señala que "el veganismo ha acentuado siempre la necesidad de una nutrición sana, apropiada como dieta humana y la importancia de preservar el suelo y el correcto uso de la tierra a largo plazo, de tal modo que nuestros herederos no puedan encontrar esta valiosa herencia erosionada, quemada o agotada de los minerales esenciales tan necesarios para una vida completa y sana. Por supuesto, los veganos confían en los métodos naturales (alimentos puros, aire fresco, luz solar, ejercicio, etc.) en vez de usar vacunas y sueros para mantener el cuerpo y la mente sanos".
Por ejemplo, para reemplazar los productos lácteos, especialmente la leche, los veganos producen sus propias leches vegetales. Una de las ventajas más importantes son económicas, ya que se pueden hacer de frutos secos, semillas o cereales que en general tienen un bajo costo. La experta en nutrición, Virginia Messina autora del libro "Vegan for Her" señala que es muy recomendable que el cambio de hábitos alimenticios empiece en el desayuno, por ser la comida más importante del día. Por ejemplo, la leche de almendras se logra dejando en remojo las almendras de la noche anterior, luego de muelen y se cuela, separando el líquido de lo sólido. La otra buena noticia es que las almendras molidas se pueden usar para preparar postres o galletas. Tu colon de seguro te agradecerá estos pequeños cambios.
Además del colon irritable, Francisca Valderrama, profesional ayurvédica del centro de terapias alternativas Ajna Om se refiere a los lácteos como potenciadores de otro problema muy propio de nosotros las féminas: se trata de la rosácea. Ella indica que "los lácteos
también pertenecen al tipo de alimentos que se debería evitar para no
desencadenar un brote de rosácea, por el efecto que tienen en el sistema
linfático, que es el encargado de movilizar grandes moléculas y drenarlas. Al
no ocurrir este proceso fluidamente, las grasas y proteínas de los lácteos
derivan hacia la piel, produciendo inflamación".
La carne también es otro alimento difícil de digerir, lo que le implica a nuestro cuerpo gastar más energías para procesarla y por tanto perder esas energías para realizar otras actividades de la vida diaria. En relación al hierro, elemento necesario en el cuerpo para que se forme la sangre, es muy importante para prevenir la anemia y según el Departamento de Sanidad del Reino Unido las mujeres necesitan consumir 14,8 mg al día. El hierro se encuentra en la carne, pero también "en productos de origen vegetal tales como las frutas desecadas, los cereales integrales (incluido el pan integral), los frutos secos, las hortalizas de hojas verdes, las semillas y las legumbres. Otros alimentos ricos en hierro, pero que se toman normalmente en cantidades más pequeñas son la harina de soja, el perejil, el berro y las algas comestibles", tal como señala el sitio vegetarianismo.net. Por ejemplo, 57 gramos de lentejas (dos cucharadas grandes) aportan 2 mg de hierro, misma cantidad que aportan los 74 gramos de pan integral o los 19 gramos de semillas de sésamo.
Te invitamos a poner un poco de tu parte y empezar a incorporar el equilibrio entre la mente y el cuerpo a través del cambio en los hábitos alimenticios. Puedes seguir investigando y conocer más recetas de alimentos veganos.
Los seres humanos, al ser omnívoros, tenemos la maravillosa oportunidad de probar todos los alimentos disponibles y poder armar nuestra propia dieta que, no sólo nos nutra sino que también nos armonice.