Vivimos en una realidad donde las redes sociales e Internet han ganado protagonismo. De hecho, incluso los medios de comunicación rescatan información de estas plataformas, para generar o complementar sus noticias. Sin embargo, en más de una ocasión, hemos sido testigos de cómo algunas de estas noticias que parecían tan fidedignas, se desmoronan porque son de hace mucho o simplemente no son verdad.
Sin embargo, algunas personas aún creen que si encuentran una información en redes sociales ésta es verdad y no se cuestionan la fuente de origen. Por eso, antes de compartir estados catastróficos y prepararse para lo peor, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
Considerar la antigüedad de las publicaciones
Las redes sociales son una fuente de información rápida y fácil de masificar. Sin embargo, eso no quiere decir que todo lo que encontremos en ellas sea actual y por eso, nuestro deber es verificar qué tan reciente es la noticia, post o estado que estamos dispuestas a compartir. Muchas veces nos dedicamos a masificar contenido que juramos de rodillas que es aplicable a la realidad; pero después, alguien que realmente se dedica a averiguar antes de compartir, descubre que la información está más añeja que la relación que tuviste con tu ex.
Buscar la fuente de esa información
Si la información que estás leyendo en Facebook es delicada e importante, antes de inquietarte debes corroborar que efectivamente sea cierta. Las restricciones para armarse perfiles en redes sociales son mínimas y los inescrupulosos, que disfrutan de alarmar a las personas, se aprovechan de ello.
Por lo anterior, no te quedes solamente con lo que encuentras en Face y utiliza Internet para comprobar si el contenido que leíste es verdad. Por supuesto, busca fuentes que sean creíbles, como medios de comunicación o páginas oficiales de entidades. Aléjate de páginas con nombres ridículos ("estonomelocreo.com", "melodijounave.cl") o cualquier dominio que no transmita seguridad.
Aplicar nuestro sentido común
Facebook ya es parte de nuestra vida diaria y nos permite interactuar con amigos, retomar contactos del pasado y compartir el día a día de cada una. Aunque sea una fuente de entretención y un medio de comunicación social, no debes dejar que se apodere de tu racionalidad. El sentido común debe primar ante todo y aunque cierta información te parezca entretenida o llamativa, debes aterrizarla al mundo real y cuestionarte si existe alguna posibilidad de que ese post, efectivamente, pueda ser real.
No alarmarse hasta no estar segura de lo que se está leyendo
Antes de empezar a juntar agua, a correr en círculos, a despedirte de tu familia o a esconderte debajo de la cama, asegúrate de estar segura de que existen motivos para hacerlo. Tampoco te dediques a alarmar sin motivos a tu entorno y primero actúa de manera responsable, descartando todas las posibilidades de que aquello que te está asustando no es más que un chiste de mal gusto. Por supuesto, otras redes sociales como Twitter e incluso WhatsApp se prestan para chismes o mentiras, por lo cual debes ser cuidadosa.
No se trata de que no utilices Facebook, pero tampoco le des más crédito del que se merece. La racionalidad, cautela y el sentido común deben estar presentes incluso cuando lees una noticia que todos tus contactos compartieron, pero que al ponerle atención resulta absurda o poco creíble.