La crisis de la mediana edad muestra ese proceso de dudas existenciales que puede experimentarse desde la etapa de los 25 hasta la etapa de los 40. Una novela que refleja de forma notable este tipo de crisis es "Comer, Rezar, Amar", llevada al cine con Julia Roberts en el rol protagónico.
La crisis de la mediana edad nos afecta a todos en algún momento, cuando nos hacemos preguntas de futuro y tenemos dudas sobre el lugar en el que de veras queremos estar. También podemos sufrir este malestar anímico cuando comprobamos que muchos de los sueños que tuvimos en la etapa universitaria quedaron en el olvido.
Algunas personas sufren esta crisis cuando se sienten encerradas en un trabajo monótono y aburrido. A pesar de que quieren salir de ese círculo de negatividad, creen que no pueden hacerlo, porque no es sencillo renunciar a un empleo ante la dificultad de encontrar otro mejor. Es una de las crisis vitales en las que más sufrimos el peso agotador de la rutina, el tedio ante lo previsible del día a día y tenemos altas dosis de frustración ante el color gris que adquiere nuestra vida. O al menos, en nuestra percepción.
¿Cómo puedes actuar con inteligencia emocional ante esta crisis?
1. Ningún cambio personal se produce de cero a cien. Todo proceso es gradual. Por tanto, es recomendable tener paciencia y dar tiempo al tiempo, pero integrando pequeños cambios. Por ejemplo, el hábito de ir al cine un día por semana es una terapia que alimentará tu espíritu con sueños y fantasias. Ten cuidado con la adicción al trabajo, que te hace sentir "quemada".
2. Muchas personas evitan hablar de cómo se sienten y aparentan una gran felicidad exterior. En este tipo de situación, es muy recomendable que hables con una amiga y te desahogues. El punto de vista de otra persona te ayudará a poner tu dolor en perspectiva.
3. Dedica menos tiempo a las quejas - que sólo alimentan la insatisfacción - y escribe un diario personal centrado en describir, únicamente, los aspectos positivos de tu existencia. A través de esta fórmula, conseguirás alimentar el optimismo de un modo natural.
4. Incrementa el contacto con la naturaleza a través de la realización de excursiones y paseos. En este entorno te sentirás plenamente viva.
5. Fomenta la meditación, para concretar cuál es la causa de tu malestar. ¿Te sientes insatisfecha por un asunto sentimental o por un motivo laboral?
6. Rompe la rutina a través de la improvisación. Por ejemplo, varía el itinerario que recorres para ir del trabajo a la casa.
Una crisis no es una vivencia negativa, sino una oportunidad para conocerte mejor a ti misma y llegar a ser tu mejor versión. Rodéate de personas positivas, puesto que te contagiarán su alegría vital. ¡Atrévete!