Durante nuestra vida nos gustan distintos tipos de hombres. Independiente de la apariencia física, si son rubios o morenos, lo que nos atrae es su personalidad y su forma de ser. Esto es lo que capta nuestra atención en una primera cita.
Hay algunos que son súper tiernos y otros apasionados. Los ultra románticos que te bajarían la luna para entregártela y son dulces como caramelos u ositos de peluches. Los apasionados, en tanto, nos llevan a las estrellas. Entonces, cuando ya los conocemos, entramos a cuestionarnos qué elegir. ¿La pasión o la ternura?
Es difícil, ya que podemos estar conociendo a un bombón que es entero, pero entero tierno, dulce, con cara de niño bueno, cachetes coloraditos y que cuando estás al lado de él te viene una calma increíble. Es lindo por dentro y por fuera, provocándote deseos de pasar toda una noche entre besos suaves, mirando el cielo. Pero por otro lado está la pasión a flor de piel que poseen esos hombres que son como torbellinos: simplemente llegan y te remueven todo el piso hasta volverte loca. No puedes ni siquiera hablar con los nervios que te dan. Con ellos no hay mucho preámbulo, ya que no contienes las ganas de arrojárteles encima y dejar que la imaginación fluya.
Pero amigas, ¿y si llega uno que nos provoca las dos cosas? ¡Pasión y ternura juntas, qué lindo!. Sí, porque tampoco es bueno que una relación se base sólo en una de ellas; si se complementan es lo ideal. Yo mil veces me quedo con un hombre que tenga las dos. Aquel que dice que a va a verte y antes de que llegue a tu puerta, se te acelera el corazón. Al verlo te dan escalofríos de los puros nervios, ya que quieres darle un beso a como dé lugar, pero también te inspira una dulzura infinita.
Quieres pasar un rato con él en la cama, tapados, abrazados, escuchando la lluvia y viendo una película. Mueres por acariciar su pelo suave, los 'cachetitos' colorados, mirarlo a los ojos mientras conversan y contemplarlo, para luego pasar ya a otro grado y disfrutar a concho la sexualidad. Puede que algunas escojan a aquellos hombres que las vuelven un torbellino de pasión y otras se queden con esos príncipes que son tan tiernos que no los cambiarían por nadie, pero yo prefiero un justo equilibrio. Esa mezcla perfecta, ya que no hay nada mejor que un hombre que te lleve de tu lado más dulce a tu faceta más apasionada.
Y ustedes, ¿con qué se quedan?