Creo
que todas nos hemos visto enfrentadas, en algún momento de nuestras vidas, a la
difícil decisión sobre si dejar o no nuestro orgullo y miedo de lado para
acercarnos a aquella persona que nos interesa. ¿A quién no se le apreta el estómago cuando piensa en tomar la iniciativa?
Y es que cuando alguien nos gusta de verdad, todas nuestras inseguridades salen a flote. O por lo menos yo me siento así. El solo hecho de escribirle “hola” al hombre que me atrae se convierte en toda una odisea, y estoy horas debatiendo conmigo misma sobre si es o no una buena idea. La verdad, ¡me aterra el rechazo!
Sin embargo, el tiempo y la experiencia me han enseñado una valiosa lección que me gustaría compartir contigo: entre hacer y no hacer, siempre es mejor hacer. Es mucho mejor arrepentirnos por aquello que hicimos, que torturarnos con el posible “qué hubiera pasado si…”.
Sigue mi consejo y aprende todo lo que la vida tiene para enseñarte a través de las relaciones de pareja. ¿Quieres escribirle? Escríbele. ¿Quieres hablarle? Háblale. ¿Quieres acercarte? Acércate. ¿Quieres saludarlo? Salúdalo. Por supuesto que todo puede resultar mal, y seguramente lo hará. Nuestras expectativas siempre nos juegan en contra. Pero recuerda que las lecciones más importantes las aprendemos de nuestros errores y fracasos, no de nuestros triunfos.
Entonces, ¿por qué no tomar la iniciativa? Si lo piensas un momento, y lo piensas bien, lo peor que puede pasar es recibir un “no” (y un "no" no tiene nada de terrible). Y siendo sinceras entre nosotras, no será ni el primero ni el último. Respira profundo y vuelve a intentarlo, ¡qué hay muchos peces en el mar!
Y tú, ¿te atreves a tomar la iniciativa?