Dicen que un gato es la compañía perfecta de cualquier solitario. Incluso, se ha caricaturizado esta idea, poniéndolos siempre en compañía de mujeres solteras (ejemplo: "la loca de los gatos", de Los Simpson) como un síntoma de que esa mujer es una "perdedora" a la que "se le pasó el tren" Qué injusto, ¿cierto? No sólo para nosotras - que muchas veces optamos por no establecer relaciones -, sino también por los pobres gatitos, que quedan como premios de consuelo.
Para que les cuenten a sus prejuiciosos amigos machos, los gatos son una compañía perfecta tanto para personas que viven solas como para familias, abuelos, amigos y para parejas de pololos. Desde el punto de vista práctico, cabe mencionar que son independientes y limpios, pero también son sumamente cariñosos y divertidos. Nos obligan a despertar temprano -porque ellos no perdonan un plato vacío ni sentirse ignorados- y perciben, al igual que los perros, cuando estamos tristes. Incluso algunos les atribuyen a los mininos la capacidad de absorber la energía negativa. ¿Qué tan cierto es esto?
Según estudiosos del mundo esotérico, los gatos son capaces de percibir cosas invisibles para nosotros, entre éstas, la energía que circula por nuestra casa y entorno. Son capaces de "reciclar" la negatividad, transformándola en emociones positivas. Se dice que esto ocurre especialmente cuando duermen, y muchas veces se ubican en lugares con un "chi" (energía positiva) bajo, potenciándola. Incluso se postula que los gatos absorben nuestro estrés, tristeza y preocupaciones, por lo que no es de extrañar que en un lugar muy cargado de energía negativa el minino se enferme. No por nada las culturas japonesa y china tienen como gran protector al Maneki Neko, el gatito de la suerte.
Sea esto cierto o no, lo que sí podemos asegurar es que cualquier animalito de compañía, sea perro o gato, influye positivamente en nuestras vidas. Ellos nos reciben siempre con alegría, nos consuelan en la tristeza, y gracias a ellos nunca más nos sentimos solos. Ellos dependen de nosotros y nos hacen desarrollar el sentido de la responsabilidad, especialmente cuando no somos padres. Yo, que no tengo hijos, puedo decir que la adopción de mi perrita me ha ayudado a prepararme para una posible maternidad en el futuro. Claro, un animalito no requiere tantos cuidados - no me malentiendan, un hijo es una responsabilidad mucho mayor - pero sin duda nos entrena para ello y nos hace sentir indispensables para un ser que nos necesita.
¿Has notado que tu gatito ha influido positivamente en tu vida?