El amor es una enfermedad imposible de no ser contraída emoción que todos alguna vez experimentamos y que es parte de la vida. A diferencia de otros sentimientos, existe una especie de idolatría hacia las embarradas que se manda Cupido, hacia esos corazones rojos mal dibujados (carentes de una lección de anatomía) y también a esos "días de" (inserte aniversario, cumplemes, San Valentín, día del amante o lo que se le antoje aquí), que sirven sólo como excusa para salir a comer.
Como cualquier otra enfermedad emoción, el amor se reconoce a través de múltiples síntomas y también una necesidad excesiva por mostrarle al mundo lo cursi que puedes llegar a ser, pero ¿es necesario ser tan mamón hasta el punto de vomitar arco iris?
Amor y cursilería: ¿son pareja?
La cursilería, en dosis pequeñas (ínfimas) puede llegar a ser incluso halagadora (y lo digo desde la perspectiva de una soltera empedernida que ama su espacio). El problema comienza cuando esas parejas que conoces - y que lamentablemente tienen redes sociales - parecieran perder toda la empatía y el sentido de la palabra "latero".
Esos "eres el amor de mi vida" que ves en tu timeline cada 1 hora (y que después la repiten en diversas oportunidades y con distintas parejas), son odiosamente cargantes y predecibles. Entiendo que se quieran y que una emoción sea intensa ¿pero es necesario invadir el Facebook de cursilería y a punta de "te amo bebé", "te extraño mi chanchito" o "nuestra primera semana juntos"?
Parte de amar a alguien es la complicidad que se genera con el otro y me parece mucho más entretenido el lenguaje corporal para decirle a alguien que te importa, en lugar de contar toda tu relación por redes sociales (y tener que borrar las cenizas de ello cuando tu pololeo no resultó). De verdad ¡no quiero ver fotos de cómo se meten la lengua hasta la garganta!
Cursilería y lugares comunes
El amor cursi es sinónimo de lugares comunes y las canciones cebollas son parte de su ADN. Letras carentes de inteligencia y de los artistas más rebuscados (entiéndase Camila, Arjona, algún reggaetonero de mala muerte o cualquiera de esos que harían a los padres del rock revolcarse en su tumba) que se dedican a destajo, y de seguro servirán para cantársela al o a la que venga después.
Hay otros que dejan salir a su poeta interno y dan rienda suelta a esas frases dignas del escritor más chanta de autoayuda o de una letra sacada de una canción de Arjona (again). Es como si trataran de justificar todo en base al amor: su vida, su felicidad, el despertar, el clima o lo que comiste de almuerzo. ¿De verdad el objetivo del amor es darle sentido a tu vida convirtiéndote en el equipaje de otro?
Amor, cursilería y pérdida de algunos sentidos
Otra cosa que siempre me ha llamado la atención de las parejas cursis, es ese afán por andar de la mano incluso cuando van al baño. El amor se expresa, por supuesto, de manera física y verbal, pero cuando hay pololos que no entienden que están estorbando al bajar una escalera juntos, que no es necesario andar "amarrados el uno al otro" por pasillos estrechos o que de verdad 2 personas hacen más taco que una, me hace pensar que el amor cursi genera una atrofia momentánea del sentido de espacio, el tino y la empatía (sí, la vuelvo a repetir porque es uno de mis pilares de vida).
Sé que soy Grinch cuando se trata de cursilerías, pero de verdad no tengo nada en contra el amor. Lo que me molesta es que las personas pierdan su autonomía, su sentido del ridículo, su creatividad, su orgullo y la empatía por el otro, solamente porque que se sienten atontados por un par de mariposas en la panza (y que ni siquiera es seguro si sobrevivirán a la rutina o no).