Habiendo estado soltera este último año de mi vida, he llegado a la conclusión de que permaneceré indefinidamente en este estado, sin planes de volver a estar en una relación con cualquier otra persona que no sea yo misma. Esto significa literalmente nada de citas o salidas con otros amigos solteros, no usar apps como Tinder ni nada que se le parezca, al punto de que tendrían que llamar mi atención con un buen palo en la cabeza para que recién me diera cuenta del intento de aproximación de alguien más.
La mayoría del tiempo, esta determinación me funciona de perilla. Tengo todo lo que quiero: un trabajo que motiva, tiempo para compartir con mi familia y amigos y también para dar a otros en la comunidad donde vivo. Hasta que de pronto los veo. Ahí están: los que andan de la mano, se miran con complicidad e intercambian sonrisas y palabras dulces al oído. Es entonces cuando los pensamientos comienzan a invadirme: “¿Qué es lo que me sucede?”, “¿Por qué no puedo tener lo mismo?”
En general, no me toma mucho tiempo volver en mis cabales y repetirme a mi misma que es porque yo así lo quise, para luego regresar a mi estado natural de alegría y optimismo. Vivo mi soltería con orgullo, porque no estar en pareja es perfectamente válido. De hecho, reconozco sin vergüenza alguna que he ido recopilando en mi libreta una serie de características positivas respecto a estar soltera en mis ya avanzados 30:
1. Podemos coquetear con quien queramos y cuando queramos: Lo mejor de todo, ¡es que no hay culpa alguna al hacerlo!
2. Salir y pasarlo bien son inseparables: Eso es lo único que tienes claro desde antes de salir de tu casa.
3. Sólo tienes que reportar tu existencia y bienestar a tu mamá (cada cierto rato): Y esto, en lo personal, me ha permitido cultivar una excelente relación, mucho mejor que en todos mis años emparejada con alguien. Es mi amiga-confidente y adoro tenerla cerca, algo que nunca pensé que fuera a suceder en mi vida.
4.- Mi cama, mi cama, mi cama: Éste es mi reino y sólo yo soy la soberana del espacio y de las mantas… aunque Fido, mi perro, ha ocupado una impresionante cantidad de espacio en ella considerando sus ridículos 3 kilos de peso. Pero vamos, ya lo ha hecho por los últimos 8 años, ¿qué más da que lo siga haciendo?
5.- Tengo ahorros!. Disponer de mis ingresos sólo para mí y para hacer las cosas que quiero - o siento que debo hacer - ha sido muy liberador. Viajar sola, comprar un lindo regalo a mi hermana o darme un lujo de vez en cuando, han sido mis últimas metas económicas. Alcanzarlas me ha llenado de orgullo.
6.- No hago lo que no quiero hacer: La vida se nos escapa en un abrir y cerrar de ojos, y yo no me quedaré esperando a que ello suceda. Cada decisión que tomo y cada elección que hago es sólo mía, y me parece una forma de vida bastante saludable.
7.- Tengo tiempo para mí: Y para conocerme, replantearme, motivarme… sin más distractores. Primero me amo a mí misma y luego a otros. Una frase tan sencilla como cierta, que nos recuerda lo necesario que es ser y hacer las cosas primero por uno.
Nunca llegarás a sentirte plena y feliz, ni sola ni acompañada, si primero no te quieres ni te respetas como persona. Trabajar la confianza en ti misma y la autoestima es un aspecto esencial para sentirte segura al dar el siguiente paso hacia una relación de pareja (o no). Por qué en realidad, ¿quién sabe? No podemos ni debemos planificar nuestra vida en base a una relación amorosa. Recuerda que siempre vas tú primero.