El médico francés Francois Bichart, ya en 1799 definió la muerte. Es un concepto que hasta hoy en día la ciencia acepta como un proceso más que un suceso. Para nuestro cuerpo, el deceso comienza con el cese de las funciones vitales. Desde entonces, ocurren varias etapas, que finalizan al convertirnos en moléculas que vuelven a nuestra hermosa madre tierra.
Pero teniendo claro qué pasa en nuestro cuerpo, ¿qué ocurre con nuestro ser?, ¿con el alma?.
Muchas personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte (ECM) testifican un factor en común, que sucede al inicio del proceso: el haber visto una potente luz al final de un oscuro túnel. Un ejemplo es el del periodista argentino Víctor Sueiro, que asegura haber cruzado un pasadizo en dirección hacia una salida luminosa. Esto, mientras lo inundaba una bella sensación de paz. En esos mismos momentos, los médicos certificaban que los órganos vitales habían cesado sus funciones.
Entonces, se puede asegurar irrefutablemente que este fenómeno es real. ¿Pero a qué se debe?
Quienes han vivido la experiencia, la atribuyen a un camino hacia otra vida. Un proceso similar al que el experimenta el cuerpo, pero espiritual. Sin embargo, la ciencia tiene la hipótesis de que el cerebro comienza a perder sus funciones en cierto orden, terminando en el lóbulo occipital, principal encargado de la visión. Entonces, se piensa que la oscuridad ocurre mientras este lóbulo va decayendo y la luz correspondería a ciertos químicos que se van agotando.
De todas formas, nadie puede asegurar de manera fehaciente una teoría o hipótesis.
¿Y tú? ¿Qué crees que es la luz al final del túnel?
El enigma de la luz al final del túnel
Publicado
por
Pablo Espinoza