La ansiedad y la depresión son visitantes incómodos, que se instalan en nosotras sin que sepamos cuándo se irán. Estos trastornos afectan más a las mujeres que a los hombres, y se cree que alrededor del 25% de la población mundial sufrirá algún problema relacionado en algún momento. ¿Cómo podemos superar estos periodos ansiosos y/o depresivos una vez que aparezcan, para evitar que controlen nuestra vida?
Lo primero es dejar de verlos como enemigos. Con esto quiero decir que ni la depresión ni la ansiedad vinieron para acabar contigo: hay una razón por la que están en tu vida, y si te enfocas en las sensaciones desagradables que te provocan, no vas a escuchar el mensaje que intentan darte. El primer paso para entenderlas mejor es conocer su origen y cómo se manifiestan.
¿Por qué nos deprimimos o nos sentimos ansiosas?
La tristeza y el miedo son emociones inherentes al hombre, hasta cierto punto necesarias. Cuando un peligro te acecha, tu cuerpo segrega adrenalina, aumentan los latidos de tu corazón, y éste bombea sangre hacia tus extremidades. Tu estómago se paraliza por un instante y aprietas prácticamente todos tus músculos. Esto ocurre porque tu cerebro pone a todo tu organismo en modo de supervivencia, pero ¿qué pasa cuando las situaciones que identifica como "amenazantes" no revisten la necesidad de luchar o huir? Tu cuerpo no distingue si te grita tu jefe de si un león te persigue, por lo que reaccionará exactamente igual ante ambas situaciones. El problema es que si esta sensación de riesgo persiste ante cualquier mínima amenaza, acumularás estrés, dando origen a los antipáticos periodos ansiosos, que pueden derivar en molestas crisis de pánico.
La depresión funciona de manera similar: la tristeza es una emoción común y necesaria en todos los seres humanos, sin ella no podríamos desahogarnos o deshacernos del dolor de una pérdida. Sin embargo, cuando ésta se vuelve constante y no tiene motivo aparente, pueden aparecer periodos depresivos de indistinta duración. Éstos, a su vez, pueden convertirse en algo crónico. Por eso es importante distinguir la tristeza de la depresión, porque muchas veces pensamos que cuando estamos tristes estamos deprimidas y no es así.
La tristeza tiene un origen definido y suele tener una duración determinada. La depresión, en cambio, aparece por la conjunción de factores biológicos, hereditarios, ambientales y de personalidad. Además, su duración es indefinida.
¿Cómo superar estos periodos y qué hacer si ya son crónicos?
Antes que nada, si te has sentido deprimida y/o ansiosa durante más de tres semanas, te recomiendo que acudas a un experto en salud mental. Existen numerosos tratamientos psicológicos enfocados en tratar a corto o largo plazo ambas enfermedades. Algunos utilizan medicamentos, otros se basan meramente en la atención psicológica. La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser especialmente eficaz, pues se enfoca en la transformación del pensamiento del paciente. Cuando estamos ansiosas y/o deprimidas generamos una gran cantidad de ideas negativas, que pueden crecer como una inmensa bola de nieve si no las controlamos. Ya sea que estés pasando por un periodo ansioso y/o depresivo, o hayas sido diagnosticada con un trastorno de ansiedad, hay muchas cosas que puedes hacer para sentirte bien. Aquí te dejo una lista con algunos tips que a mí me sirvieron mucho en esos momentos:
1. Lee libros de autores especializados en el tema. Los libros "Adiós Ansiedad" y "Sentirse Bien" del psicólogo cognitivo conductual David Burns, me ayudaron mucho. Tienen muy buenos ejercicios para enseñarte a transformar tus pensamientos negativos.
2. Toma el sol durante al menos 10 minutos al día. La luz solar es un elemento clave para la superación de estos periodos, ya que estimula la generación de serotonina y endorfinas, sustancias primordiales para la regulación del estado de ánimo. Date un baño de sol durante al menos 10 minutos todos los días, y verás como al poco tiempo comienzas a sentirte más contenta y con energía.
3. Camina de media a una hora diaria. Otro gran aliado contra estas enfermedades es la actividad física. Caminar entre media y una hora al día genera dopamina; además, al estar al aire libre también recibes la luz del sol, lo cual te beneficia doblemente.
4. Una dieta rica en vitamina B y magnesio también contribuye a mejorar el estado anímico. Incorpora a tu alimentación diaria semillas como el girasol o el amaranto, almendras, nueces de la India y plátanos. Todos estos alimentos poseen grandes cantidades de vitamina B y magnesio, que son esenciales para un funcionamiento adecuado de nuestro sistema nervioso.
5. Medita o practica mindfulness. Estas dos prácticas también son muy eficaces para el tratamiento de la ansiedad y la depresión, ya que ayudan a enfocar tu atención en el momento presente y no en el pasado ni en el futuro. Practícalos durante al menos 20 minutos al día, y pronto notarás los beneficios.
Salir de la ansiedad y la depresión es totalmente posible, pero no es instantáneo. No te desanimes si los resultados no son tan rápidos como quisieras; ambas tienen un proceso que es necesario completar y muchas veces no es lineal. Yo he tenido a estas amigas incomodas de visita durante varias veces en mi vida, y aunque no han sido las más agradables, me han ayudado a reflexionar sobre las cosas que necesitaba cambiar. Me di cuenta de que tengo más fuerza de la que pensaba. Así que la próxima vez que te sientas ansiosa y/o deprimida, trata de verlo como una oportunidad de la vida para sacar a relucir tu entereza y deshacerte de aquello que no te sirve para ser feliz.
Colaboración enviada por Paulina Vacas Gutiérrez