Si hay algo que he aprendido en el mundo de las citas es que tenemos que estar dispuestas a improvisar, por no decir que tenemos que estar dispuestas a todo (¡casi!). Recuerdo que cuando era más pequeña (y muy tímida por cierto) me daba mucho miedo probar cosas nuevas, y varios de mis pololos se terminaban aburriendo porque no salía de mi zona de confort (lo cual era él y yo viendo una película mientras comíamos pizza).
Pero como ya sabrás querida amiga los años no pasan en vano, y aprendí que cuando nos arriesgamos y enfrentamos nuestros mayores temores, lo pasamos mucho pero mucho mejor.
Teniendo esto en mente, y considerando que ya estamos en plena primavera, el otro día decidí salir con un chico que hace un buen rato me había “estado rondando”. Era nuestra primera cita, y todo iba viento en popa hasta que su celular comenzó a vibrar: era su mejor amiga que lo estaba llamando para que se juntaran. Después de negarse unas tres veces y explicarle que estaba conmigo, empezó a ceder. Como te podrás imaginar, no me sentí nada de bien al suponer que la cita terminaría tan pronto como había comenzado.
Sin embargo, eso no fue lo que sucedió. Después de terminar de hablar con su amiga por celular, colgó y me miró: “¿quieres ir a tomar unas cervezas con mis amigos?”, dijo. No sólo era nuestra primera cita, sino que lo había conocido ¡hace tan solo una hora! Una hora solamente, y ya quería que fuéramos a festejar con sus amigos. ¿Te das cuenta?
Entonces recordé lo importante que es vivir el momento. Recuerda, querida amiga: tenemos que estar dispuestas a improvisar en las citas (y en la vida en general). Respiré profundo y le dije “claro, no hay problema”. Ahora, si soy sincera contigo, igual tenía mis dudas. Y es que ni siquiera conocía bien a este muchacho ¿y ya iba a conocer a sus amigos? Sólo me quedaba encomendarme a todos los santos y esperar lo mejor.
Y lo mejor fue lo que pasó. Dominé mis nervios y puse una gran sonrisa, dispuesta a ser la más simpática del mundo, pero no fue necesario: ¡sus amigos eran de lo más amorosos! Conversamos y nos reímos a carcajadas mientras pasábamos el calor con unos tragos bien helados. De hecho, y sin exagerar, creo que yo conversé más con su mejor amiga que él mismo. Al final conocí a muchas personas nuevas y lo pasé increíble. Una primera cita bastante curiosa, ¿no crees? Pero a final de cuentas más que entretenida. Y si te estás preguntando si en algún momento nos dimos un beso (porque no sé tú, pero a eso yo voy a las citas), no te dejaré con la duda: pues claro que sí, justo cuando sus amigos decidieron ir todos juntos al baño. ¡Qué considerado de su parte!
Y a ti, ¿te ha pasado algo divertido e inesperado la primera vez que saliste con un chico?