Una de las cosas que puede llegar a apagar una relación son los problemas económicos. Si uno de los dos queda sin trabajo, inmediatamente debemos restar ese ingreso con el que se contaba como parte (o total) del presupuesto mensual. Entonces, hay que "apretarse el cinturón", lo que implica menos salidas a comer, olvidarse de las vacaciones o paseos de fin de semana, etc. Y claro, esto afecta en una relación que - como cualquiera - busca estos recursos para salir de la rutina.
Es un difícil proceso que nadie quiere vivir, pero que en una relación larga tiene muchas probabilidades de darse. Es entonces que uno debe respirar hondo, armarse de paciencia y organizarse de la mejor forma para no caer en la deseperación o las peleas.
Sucede que muchas parejas terminan distanciándose e incluso separándose por esta razón. Y es que muchos recurren a aquello de culparse mutuamente. Ya sea por gastos innecesarios o por un trabajo mal remunerado, cuando la plata escasea, es fácil caer en la tentación responsabilizar al otro por las circunstancias o las malas decisiones que ambos tomaron.
Si uno de los dos ha quedado sin trabajo, no ayuda mucho que se le recrimine su cesantía, porque lo más probable es que la persona que lo está viviendo esté tanto o más angustiada que el otro. Esta situación es especialmente difícil para los hombres, ya que en una sociedad machista como la nuestra, ellos todavía sienten el peso de ser los principales responsables de proveer en una familia (ok, sabemos que ahora el trabajo es conjunto, pero recuerden que muchos aún ven el trabajo como signo de masculinidad). Entonces, si es él quien ha quedado cesante, apóyalo. Hazle saber que juntos saldrán del problema organizándose, y armen un nuevo plan de economía familiar.
La comunicación, como en toda relación, es vital. Si uno de los dos es muy bueno para gastar en cosas innecesarias y/o endeudarse, de seguro esto traerá problemas no sólo financieros, sino también de pareja. Afortunadamente con mi pareja congeniamos muy bien en ese aspecto: siempre ahorramos, somos muy organizados y busquillas, y no utilizamos tarjetas a menos que sea extremadamente necesario. Si uno de los dos hubiese sido derrochador en extremo, la relación quizá se habría deteriorado o acabado.
No cabe duda que salir airosos de esta difícil situación, como toda crisis, es una prueba de que el vínculo es fuerte. Lo más importante, antes de embarcarse en una relación, es conocer bien al otro, saber que "reman para el mismo lado" y que pueden comunicarse. Teniendo estos puntos a su favor, no habrá debacle económica que destruya el amor que se tienen.